Acaba de llegar una vez más a la Secretaría General del PSOE y ya ha manifestado como actuación política prioritaria no resolver los problemas de los ciudadanos, pero sí apartar del Gobierno del Estado al partido más votado en las tres últimas elecciones generales y a su presidente, Mariano Rajoy, pero sin aportar ni una sola alternativa pero sí escudriñando personales fantasías. Esto lo hacen solamente las personas carentes de factores inhibitorios.

Una vez leímos que en Ciencia Política se dice que un político tiene gravitas (nada que ver con gravedad pero sí con el cumplimiento de sus deberes del cargo) cuando su conducta se caracteriza por un sentido ético y de dignidad, y cuando su personalidad tiene profundidad y sustancia. Y a eso debemos aspirar todos sin distinción.

Pedro Sánchez sigue cometiendo el mismo error. Su ignorancia, frivolidad, indiferencia, mala educación, irrespeto y precaria comunicación con los demás, parece que volverán a pasarle factura, y eso siendo secretario general de un partido nacional que ha gobernado en España más de 21 años, porque así lo han querido los ciudadanos, lo hacen más grave.

Su sociopatía es evidentemente patológica, y eso no es bueno para arreglar los problemas fundamentales de la sociedad.

Nos atrevemos a afirmar que de todos los candidatos a presidir un Gobierno de un país como España durante la Democracia, de todas las formaciones políticas existentes, es el único que ha demostrado el hambre por el poder a toda costa, pensando solamente en el "yoismo".

Es indudable que la noble actividad de la política tiene niveles de consideración por los ciudadanos, muy bajos por muchos motivos, y uno de ellos y fundamental ha sido el binomio corrupción y crisis económica que ha sido letal para la actividad política. La Política (con mayúscula) debe ser una solución y no un problema, y debemos hacer todos un esfuerzo desde la sinceridad, para revertir ese problema. Es absolutamente claro; tolerancia cero hacia la corrupción.

Somos de los que pensamos que la política es un estado de opinión pública, y son sentimientos y referencias, y es ahí donde tenemos que hacer un esfuerzo enorme por recuperar la confianza perdida.

A todo esto no ayuda, sin duda, líderes políticos histriónicos y querulantes, donde el "yoismo" mata la actividad política, como le está ocurriendo tristemente a Pedro Sánchez, algo de lo que no nos alegramos. La Democracia siempre ha sido alternancia, y este país que ha vivido el periodo democrático más importante de su historia en todos los sentidos (político, económico, cultural, tecnológico, etc.) el PSOE es imprescindible que sea una alternativa clara y contundente.

En sociología un pánico moral se entiende como una reacción de un grupo de personas basada en la percepción falsa o exagerada de algún comportamiento cultural o de grupo, frecuentemente de un grupo minoritario o de una subcultura, como peligrosamente desviado y que representa una amenaza para la sociedad.

Stanley Cohen, sociólogo, fue el que acuñó el término al que define como un episodio, condición, persona o grupo de personas que han sido definidos como una amenaza para los valores e intereses de la sociedad, que producen argumentos y tensión social.

De alguna manera el bautizado como "Moral Panics" es un término que define casi a la perfección lo que estamos viviendo en la actualidad, tanto en el ámbito social como político de un país como el nuestro. La propaganda fácil en torno a un asunto social y vestirla con argumentos fáciles que agraden a los oídos de la población reivindicativa en un momento complicado, pero sin llegar a entrar en detalle sobre las posibles soluciones. Únicamente se escuchan críticas, convirtiéndose en algo muy recurrido en la actualidad.

Este parece ser el juego preferido de un Pedro Sánchez que se la juega y que debe cambiar su tono en pro del futuro de un país como el nuestro, evitando desconfianzas desde el exterior cuando ya hemos demostrado a Europa que España es una potencia. La segunda del viejo continente.

Debemos evitar los pánicos morales y la mejor herramienta es la transparencia, la información y como no, la comunicación, que son cosas distintas pero igual de importantes. En política lo importante no es tener la razón, si no que te la den.

*Senador por Tenerife

Portavoz del PP en el Ayuntamiento de La Laguna