La plaza de la Catedral de La Laguna acogió el pasado sábado una pasarela discreta, con una iluminación y enormes pantallas que aportaron la majestuosidad que el evento merecía: La Laguna Fashion Lovers. La cita se inauguró al inicio de la semana y clausuró su primera edición este fin de semana.

Las autoridades del Ayuntamiento de La Laguna se alternaron en las entrevistas que realizó en el "photocall" la periodista Wendy Fuentes y que se emitieron en directo por las pantallas. Primero, María José Castañeda, concejal de Cultura, Economía, Empresa y Empleo; a continuación, Mónica Martín, primer teniente de alcalde de la Corporación; el vicepresidente del Cabildo de Tenerife Efraín Medina, y los diseñadores, como antesala de la puesta en escena de las cuatro firmas de Tenerife Moda que mostraron sus creaciones.

En un primer momento, las luces bajan en intensidad, suenan los acordes de "Love Day", interpretado por el trío Got Soul Band; de fondo las imágenes del desfile de Leo Martínez en la Feria Internacional de la Moda. Entre bambalinas, Ascensión Gómez y Juan Carlos Armas preparan todo, pues son los responsables de estrenar la tarima azul.

El público se acerca curioso por ver lo que va a suceder. Más allá de contratiempos, que se solventan rápido, el público no decae.

Atolón, la colección de The Knot Company, ofrece tejidos sostenibles pintados de coral y azules que se llevan a bóxers y camisetas de patente marcada. A continuación, estampado de camuflaje entre caqui y azules. Los tonos fríos parecen que se mantendrán, sin embargo el juego entre tejido y texturas es la sorpresa. Debajo de las redes, la licra roja da forma a los bañadores; sin embargo, el torso se deja casi al descubierto bajo el textil con orificios. Tras el carrusel final los diseñadores saludan.

La presentadora da paso a las propuestas de Leo Martínez, que apuesta por mostrar algunas de sus piezas más espectaculares sin salirse de los colores que no son colores. Acetato figurando discos enormes que han lucido las divas más divas -entre ellas Paris Hilton- revisten los vestidos de cuello halter y espaldas desnudas hasta el límite. Pantalones extraanchos con cuerpos de plumas que esconden una dulce lazada. Trasparencias, plumas y encajes se coordinan para un dos piezas perfecto. En el largo el encaje se sustituye por lentejuelas. El negro se esfuma y da paso al blanco. Las plumas que llegan hasta el suelo se mueven con el viento. El glamour de la falda de tabla hueca y cuerpo con perlas abre paso a los trajes de chaqueta con abalorios y brillos. La camisa de corte masculino se transforma con la delicadeza del encaje y la falda de cola XXL. Las novias de Martínez se visten con pantalón, no enseñan las piernas pero sí la espalda. El cierre es en bata marfil de crepe, perfilada con plumas y coronada por un inmenso tocado. "¿El diseñador estará adelantando algo del vestuario de Sunset Boulevard?", le pregunta Natalia Mármol, consejera del Cabildo de Tenerife, al vicepresidente Efraín Medina. Eso no lo sabremos hasta el estreno del musical que interpreta Paloma San Basilio.

Y después de la esencia que podía evocar la época dorada de Hollywood, la música que selecciona el sastre Néstor Rodríguez para mostrar su colección nos traslada hasta Egipto. La sutileza de los azules claros en la chaqueta vichy se rompe con el rojo del pañuelo. Los ocres y tierras llegan tímidos para dar entrada a los azules oscuros y rojizos. Dos y tres piezas de corte perfecto y confección sin error alguno. Las americanas más clásicas en tono -azul marino- y forma también tienen presencia. Los pantalones cruzados y las capuchas consiguen un gran espectáculo entre tambores y levitas. Rodríguez hace de cada patrón una obra de arte a la altura de los hombres más elegantes del país.

Como cierre, diez de los prototipos de la última colección de Sedomir Rodríguez de la Sierra con la colaboración de By Loleiro. La expectación está servida. Blondas en la espalda, colas pesadas cargadas de pedrería, flores hechas en plumas. En la misma línea, faldas midi y mangas largas. El negro se presenta como único color, hasta que aparecen las novias en blanco, con lazada de terciopelo negro en el cuello. Los tobillos quedan al descubierto, los tops se tuercen en el cuello formando un nudo muy sugerente. Los escotes no se cortan pero sí se velan con tules dibujados siguiendo la monocromía, mientras las hombreras llegan poderosas, adelantándose a la espalda, que se regala a la vista del público. Y el tono "noiret" se cubre en la zona de los pechos con pedrería. Los trajes de corte lady se mueven con sensualidad.

El esplendor del creativo está allí, a los pies de la Catedral de La Laguna.