Ayer acudió al Juzgado de Primera Instancia número 2 de Arona el marido de Urbana Ramos, la mujer asesinada hace casi 16 años en Guía de Isora. La intención de la jueza era tomar declaración a dicho hombre en relación a la muerte violenta de la vecina de Fonsalía el 9 de noviembre de 2001 y tomarle una muestra de ADN. Por un momento, según algunas fuentes, pareció que el hombre no iba a declarar ni a someterse a la extracción de una muestra genética, al considerar que no era necesario a estas alturas y por otros motivos.

Sin embargo, la jueza logró que finalmente prestara una declaración grabada y que se le extrajera ADN.

La abogada de la familia de Ramos, Yaremi Padrón, explicó que el investigado se negó a responder a sus preguntas y solo contestó a la jueza y a su propio letrado.

El hombre se definió como un padre ejemplar, preocupado por sus hijos y que, en ningún caso, tuvo celos de su mujer. Dicha declaración difiere de la efectuada por uno de sus hijos y su excuñada hace varias semanas en el mismo juzgado.

Cabe recordar que el citado órgano judicial de Arona decidió en enero del presente año reabrir el caso de Urbana Ramos. Y en mayo pasado, se dio un nuevo paso para esclarecer el asunto, ya que el director del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, José Antonio Cuellas, pidió que se tomaran muestras indubitadas de ADN al viudo de Urbana Ramos para cotejarlas con el dedo de un guante encontrado en el Renault Megane donde fue atacada Urbana y donde se halló el perfil genético casi completo de un varón.

En la puerta de los Juzgados de Arona se encontraban ayer el hijo de la fallecida, la abogada que lleva el asunto a la familia de Urbana y el criminólogo Félix Ríos, impulsor de la reapertura del caso.

Dos guardias civiles que en su momento investigaron la muerte de Urbana manifestaron ayer ante la autoridad judicial que siguieron todas las líneas de investigación posible hasta el final y finalmente se centraron en un crimen pasional por múltiples circunstancias, como la virulencia de las heridas recibidas por la fallecida tras morir.