Es lo que se me ocurre opinar después de leer en el teletexto de Tve, la semana pasada, que por motivos de traducción se aplazaba la comparecencia, en tanto que investigado (antes imputado), de don Narcís Serra. Enjuiciamiento que deviene por su quehacer como presidente de Catalunya Caixa (cuyas lindezas financieras produjeron serios quebrantos a miles de ahorradores) llevándose sustanciosos sueldos de más de un cuarto de millón de euros que, además, crecía año a año.

Dice el Título preliminar de nuestra Constitución en su artículo 3: "1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. // 2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos. // 3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección".

Pues bien, no alcanzo a entender que un acto judicial en el que ha de responder don Narcís Serra precise de infraestructura traductora del catalán al castellano y viceversa. El artículo 3 citado rige para todos los españoles, sean de la Comunidad que sea. Si además el investigado, don Narcís Serra, es un español que, por serlo, ha sido ministro de Defensa en el Gobierno de España presidido por don Felipe González, y también vicepresidente, no debería recurrir a la dilación poniendo piedras en el camino de la justicia. Piedras que en el asunto que concierne son de carácter lingüístico y de mofa a la Constitución. Si poca vergüenza cabía suponerle al llevárselo crudo mientras despeñaba a la entidad bancaria que presidía, la poca que le pudiese quedar acaba de desaparecer con la estratagema dilatoria acaecida.

No sé yo por qué la justicia ha de soportar estas provocaciones. Si el investigado ha sido un personaje español, tiene carné de identidad español y tiene pasaporte español, no se le debería permitir tal actitud. Como contrapartida habría que enviarlo a la trena para que tuviese tiempo de ordenar sus ideas respecto al uso de la lengua que durante tantos años ha utilizado en el Gobierno de España. Es indignante. Tan indignante como fue el trato de favor que otorgó a personajes como éste, corriendo el mes de diciembre de 2008, el peor presidente del Gobierno de España que hemos sufrido, el señor Rodríguez Zapatero, "adalid" de la preocupación del PSOE por lo social, cuando rebajó la fiscalidad a las cúpulas de bancos y cajas al reducirles, incluso con carácter retroactivo al 1 de enero de 2008, del 43% al 18%. Así se ha ido escribiendo la historia, para oprobio del común.