La Fiesta del Agua es simple (diferenciar de simplona). Como todas las grandes. Unos se tiran tomates, otros polvos, hay quien corre delante de un toro. En Puerto de Naos, te bañan. Hay calor, se celebra en la avenida de una playa, una decena de artistas rotan sobre el escenario, vas cómodo en bañador y cholas, encuentras establecimientos para beber o comer algo, seguridad... Pedir más es de egoísta. Si hay cielo, ese de la vida eterna, debe asemejarse bastante.

El cronista llega tras la hora del almuerzo. Con el primer DJ sobre el escenario. Bueno, a cierta edad todo suena a ritmo elevado. Digamos, para no equivocarnos, que aquello no era una balada. Dos carreteras por encima de la avenida, justo cuando entras al barrio tras dejar el vehículo en un aparcamiento reservado (gracias, que uno viene a trabajar), primera bañada. Desde los balcones lanzan agua. A baldes. Esperan a que subas a la acera y... remojón. Lo aceptas mientras desciendes por un callejón a la parte trasera del mogollón.

Allí están, salvo excepciones, los cuarentones. La "quinta" del redactor. Es una selección natural. Cumples años y te vas sin querer alejando del escenario, mientras los hijos, que de joven ni soñaste, se escapan hacia adelante. Saludas y sigues. El ayuntamiento reparte aspersores por la avenida, mientras un operario (¿o eran varios?) "atrapa" con una manguera a la multitud. Le notas en la cara que se gusta. Sí, ese semblante de "con este tubo soy el rey"... y lo aprovecha. Se "sale".

Ya vas escuchando, porque cada vez estás más cerca del tablado, a Maikel Delacalle, TuttoDurán, Barey, Romero, Nael... Para ser sincero, el que escribe no los conoce. Es triste, pero ¡oiga! ni a uno. Pero oficialmente eran ellos.

Aún dentro del jaleo, da tiempo de mirar a los lados. A la derecha, balcones llenos de gente con cara de no estar pasándolo mal. A la izquierda, la playa con cientos de bañistas y, frente a ellos, una embarcación de la Guardia Civil. Como si fuera, cómo explicarlo, un control de alcoholemia en el océano. ¡Ojo!, no se mueve ni un barco.

Ya estamos pegados al escenario. ¿Qué se respira? Una marcha (palabra aprendida de mayor que significa fiesta) sana. Y más agua. Pero mucha. Llega de todos lados. Acabas dando un par de saltos enchufado por el ambiente. "¿Pero qué hago?", piensas y te paras tras autoverte. Sí, y te vas. Pero contento por una fiesta enorme.

P.D. Había miles de personas. Para cifras, mejor otro momento.