Si bien ya entrados en los 70 Adán Martín, entonces concejal de Manuel Hermoso, convirtió la ciudad en una capital internacional de la escultura, algunas de aquellas joyas pasan hoy inadvertidas para casi todos en las ramblas. Ni los políticos fomentan su conocimiento ni los vecinos las respetan. Pero el punto de inflexión de la negra historia de Santa Cruz y sus esculturas tuvo lugar cuando, hace unos años, unos quinquis se mamaron la figura del emblemático "Chicharro" de la plaza de Los Alféreces Provisionales. Aquello fue un drama con hipidos que dio con las espinas del pez de hojalata en unos almacenes de escombros en Valencia. Nadie concluyó jamás cuál había sido la trama del desdichado hurto, y el extinto presente que los Liquiliquis venezolanos brindaron al pueblo santacrucero tuvo que ser rehecho.

Hoy, dos esculturas a las que pocos hacían caso andan volatilizadas. Desaparecieron con las obras del tranvía y parece que el Cabildo las pudo meter entonces en algún almacén. El pobre concejal de turno, hoy José Carlos Acha, se vuelve loco revisando mil albaranes cual CSI en busca de su paradero: pero no hay pista, no hay ADN ni dato que pueda dar descanso a los miopes ojos de nuestro Grissom particular. Y supongo que los mismos funcionarios de Cultura que no se preocuparon entonces, los políticos que quieren hacer carrera y los vecinos siempre despistados de Santa Cruz, lejos de buscar una solución definitiva a estos "despistes", lo que querrán, únicamente, es quemar en la hoguera al concejal. Y es una pena.

@JC_Alberto