A muchos les llama la atención ver cómo un calzado que hasta hace bien poco se usaba casi exclusivamente para ir a la playa o la piscina, hoy se ha extendido como la moda más feroz, hasta el punto de verlo pasear por las calles a cualquier hora del día.

Las cholas ya no sólo las usamos para acompañar al bañador, sino complementando a shorts, monos, vestidos e incluso vaqueros. Es muy probable que observando a la gente en julio, agosto y septiembre, incluso octubre, haya hombres y mujeres, fieles a las tendencias, haciendo uso de ellas, más allá de su función inicial. Hay quienes hasta las consideran "chic".

Si hace unos días saltaba la noticia de la venta por 1.100 millones de dólares de Alpargatas, fabricante de la marca "Havaianas" , habrá que considera que el producto que fabrican ha ido mucho más allá de una moda pasajera. La firma que capitaneaban los hermanos Batista nació en la década de los sesenta y sus diseños los han lucido "celebrities", entre las que se encuentran las actrices Gywneth Paltrow y Jennifer Aniston.

Es habitual que las influencers se bajen de sus sofisticados stiletos para acomodarse en las cholas. La modelo Gisele Bundchet pasea sus "flip flop" en diferentes situaciones, un gesto que tal vez haya tenido que ver con esa moda ya instaurada. Lo cierto es que nadie entiende un verano sin cholas.

Brasil es la cuna del calzado de suela de caucho, pero Tenerife puede presumir de marcas que las fabrican en la Isla, con el material de las suelas importado del país sudamericano.

Hace algunas temporadas, la firma Samba Bless innovaba con suelas (80% de caucho y 20% de Goma Eva), revestidas con imágenes de flores canarias, paisajes ,así como ilustraciones frescas y muy veraniegas que garantizan la durabilidad del dibujo.

La imaginación y creatividad de los diseños se mueve tan rápido que basta con ver unas cholas para sentir, de inmediato, el deseo de caminar por la playa, sobre callados, e incluso en el asfalto.

A la hora de buscar modelos el abanico es muy amplio. Aún así, las esclavas (dos tiras que se unen entre los dedos y dejan al descubierto el empeine) continúan siendo las "reinas de las cholas".

En general se opta por colores muy combinables. En un principio, el relieve de la firma era el único aderezo, pero los apliques y fornituras se han ido imponiendo, desde una pequeña piedra de cristal fasetado, hasta la cobertura completa con strass (y si es de Swaroski que no sorprenda que cuesten alrededor de los 300 euros). Las decoraciones en tela, lana o metales han conseguido que el precio esté al alcance de más personas.

Evidentemente si la ornamentación ha evolucionado, las suelas también lo han hecho. Toman la forma de los dedos, formando figuras incluso cuadradas. Y aunque pueda parecer que son incómodas, nada más lejos de la realidad: logran estabilidad y confort.

Quién iba a decir que aquellas "cangrejeras" con las que se calzaba a los niños en verano, por comodidad, pasado el tiempo se iban a convertir en elemento de temporada, algunas más escotadas y sensuales, pero con el corte de siempre, a base de tiras, con una unión central y pulsera alrededor del tobillo para una buena sujeción. El plástico de las originales se mantenía casi de corrido desde la suela; ahora se combinan materiales más novedosos y nobles.

Eso de "nunca digas nunca jamás" debería aplicarse, otra vez, esta temporada. Cuando casi todo el mundo renegaba de las palas -las cholas de una sola tira ancha con rayas azul marino y blancas que fabricaba una marca deportiva- este verano no hay quien se resista: customizadas con escarcha, luciendo mensajes, dibujos, combinación de cintas... ¡Eso sí!

A este paso, quizá deberíamos prepararnos para el próximo verano, donde acaso nos traigan de cabeza las cholas de dos tiras con velcro, cruzadas o no, que conocíamos como "las romanas" y que fabricaba una marca de surf.