Ya se sabe que en tiempos de tribulación no conviene meterse en mudanzas. Bueno, se sabe en todos lados, menos en Canarias. Y es que las urgencias electorales son más importantes que el sentido común. Hay partidos políticos -y una amplia base de opinión- que están por cargarse el actual sistema electoral porque otorga una representación excesiva a las islas menos pobladas. Lo que pasa es que en la turbulenta mayoría que propone el cambio no hay consenso sobre el modelo al que se quiere cambiar. También es típico "made in Canarias".

Por descontado que cualquier propuesta pasaría por redistribuir los sesenta diputados existentes. Porque a nadie en su sano juicio se le puede ocurrir venderle a los ciudadanos que para resolver un problema puramente político -"de ellos", dirán en la calle- se aumente la nómina en diez o quince diputados más. Por empezar es que ni cabrían en el actual salón de plenos así que habría que gastarse una pasta incierta en arreglarlo. Y luego quince sueldos, más dietas y gastos, que vendrían a superar un millón de euros más al año. Y todo para que algunos partidos tengan más votos o más representación en las llamadas "islas capitalinas", que es donde está el ochenta por ciento de la población. Un sancocho.

Pero además, a los políticos se les está haciendo la picha un lío con eso de la población y los diputados. Porque confunden población con censo. Carlos Alonso dejó caer que Tenerife tiene cuarenta y cinco mil ciudadanos más que Gran Canaria con lo que, en caso de recomposición del mapa electoral, le tocaría un diputado más. Y es cierto que en el censo electoral, sobre todo en el de residentes fuera de la isla, existe esa diferencia. El presidente nacionalista del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés, dijo lo mismo de su isla pidiendo dos diputados más que La Palma. Pero confunde población con electores. Y no es lo mismo la gimnasia que la magnesia. En su isla votan 93.000 ciudadanos y la diferencia con La Palma es de menos de 28.000 votantes. Con esas cuentas no salen dos diputados.

Pero lo más importante es esa reivindicación de los proponentes del cambio del sistema electoral afirmando que Fuerteventura tiene más habitantes que La Palma y menos diputados. Un hecho que ha sido calificado de bochornoso y antidemocrático. Fuerteventura tiene 103.000 habitantes y siete diputados. La Palma tiene 86.500 habitantes y ocho diputados. Pero ¿censo? Pues resulta que, en datos de 2016, La Palma tiene 65.850 electores y Fuerteventura 64.041. La Palma tiene más electores que Fuerteventura. Pocos más, es cierto. Pero más, no menos. Así que el discursito de marras de "bochornoso y antidemocrático" es radicalmente falso.

La diferencia entre población y electores (restando los trescientos y pico mil menores de dieciocho años) dice mucho de la cantidad de gente de fuera que vive en las islas. Y dice, además, que muchos políticos deberían mirarse los censos antes de resoplar. Dicho sea con los máximos respetos y consideraciones y tal y tal.