Existe una clara diferencia entre una propuesta y una ocurrencia. Las ocurrencias suceden cuando estás cenando con algunos amigos y te has metido un par de copas de vino de más. Cuando uno es secretario de Organización del Partido Socialista Obrero Español, se encuentra delante de una manada de periodistas y lanza una idea, lo que está planteando nunca puede ser una ocurrencia. O el tipo nunca debió ser secretario.

Hace unos días José Luis Ábalos aseguró que vería "razonable" que se haga una quita de la deuda de Cataluña, como parte de una "agenda superadora" de la actual situación de independentismo galopante. Como en la famosa doctrina del conflicto palestino-israelí de "paz por territorio" el socialismo español ha desembarcado en la de "paz por pasta". No se sabe aún si con pesto o salsa de tomate.

Cataluña es la comunidad autónoma más endeudada del Estado español, con más de 75.000 millones de euros de pufo. Sólo en el primer trimestre de este año el agujero de los catalanes ha crecido en 345 millones de euros (sin contar lo que van a costar las urnas del primero de octubre). Durante los últimos años, el Estado, a través del Fondo de Liquidez Autonómica, ha estado inyectando dinero intravenoso en las arcas de la Generalitat, para pagar los intereses de esa deuda y para poder atender los servicios públicos de la comunidad.

La portavoz de Podemos, Irene Montero, señaló que si Ábalos cree que lo de Cataluña es sólo una cuestión de dinero es que no ha entendido nada. La brillante pareja de Iglesias tiene toda la razón del mundo mundial. Si fuera una cuestión de pasta, Puigdemont y su muchachada estarían más que felices con las morteradas que Hacienda les ha ido dejando caer durante estos últimos años. Pero no es así. Primero porque consideran que el dinero que les llega es de ellos. Segundo porque creen que hay mucho más dinero de ellos que no les llega, porque va a otras partes. Y tercero por esa serie de sentimientos mitológicos y patrióticos que les hacen creer, a mucha honra, que son una nación con derecho a su propia soberanía.

Que en el PSOE se estén moviendo todavía en los cerros de Ubeda tiene sus narices, por no decir otra zona geográfica situada en el entresuelo del ser humano. Por mucho que Margarita Robles, portavoz parlamentaria socialista, haya dicho que lo de la quita a Cataluña es una "opinión personal" de Ábalos -muy por encima de ella en el organigrama del partido- el asunto tiene una mala digestión. Es otro síntoma del follón que hay montado en el PSOE con la idea de "plurinacionalidad" y federalismo; una idea que defienden las comunidades ricas y se les atraganta a las más pobres. Y entonces llegan los socialistas y proponen una quita.

El PP hizo una amnistía para los evasores ricos. Y el PSOE propone ahora repartir entre todos el pufo de las comunidades ricas más endeudadas. Dios los cría y ellos se juntan.