"47 metros" sigue la senda de la reciente "Infierno azul". La diferencia estriba en que si en "Infierno azul" era una mujer la que las pasaba canutas ante la amenaza de un tiburón, en "47 metros" son dos.

A pesar de que la presentación de los personajes femeninos, una le cuanta a la otra un desengaño amoroso, no hace presagiar nada bueno (parece que vamos a asistir a un telefilme de libro), el desarrollo no deja de ser entretenido, creando un ambiente claustrofóbico que acaba contagiando al espectador, que es en el fondo de lo que se trata: de pasar un miedo controlado sentado en una butaca.

Los 75 minutos del metraje se hacen amenos a pesar de contar con un ajustado presupuesto y de dosificar las apariciones de los temidos escualos. La razón hay que buscarla en la lucha contrarreloj de las dos protagonistas a las que se les acaba el oxígeno, de tal manera que el espectador empatiza con ellas como lo hacía con el protagonista de "Enterrado", de Rodrigo Cortés.

Correctas las interpretaciones de Mandy Moore y Claire Holt. Como curiosidad reseñar que "47 metros" cuenta en su reparto con el ubicuo Santiago Segura y el renacido (gracias a la serie "Strangers Things") Mathew Modine. A los que les guste el subgénero de cine de tiburones no dejen de revisar una y otra vez esa obra maestra de Steven Spielberg llamada "Tiburón".