La Fundación Emmasa, en colaboración con la Telesforo Bravo-Juan Coello, organizó la primera visita a la galería Roque Negro-Catalanes, en Anaga, ejemplo centenario de ingeniería y cultura del agua en Santa Cruz. Desde hace un siglo constituye una de las fuentes más importantes de suministro de la capital tinerfeña.

La galería es parte de la historia de la ciudad. Su construcción supuso no solo una fuente de abastecimiento, sino también un ejemplo de ingeniería para otras zonas de la isla. Atraviesa las cumbres de Anaga, desde Roque Negro a Catalanes, en uno de los entornos de mayor riqueza natural de Canarias. A la primera visita acudieron 25 personas y la compañía asegura que están previstas otras a lo largo del año.

Emmasa se ha encargado de potenciar y adecuar la galería y el acueducto de Catalanes a la normativa vigente, al tiempo que ha optimizado los caudales de producción a través de diferentes inversiones. Como resultado, el porcentaje de producción de agua de recursos propios -galerías y pozos junto a la Desaladora- que se aprovecha hoy se sitúa en el 52% del total, mientras en 2004 solo alcanzaba el 30%. En 2016 se extrajeron casi 1.700.000 metros cúbicos de agua procedente de estas galerías y pozos propios, el 13% del volumen facturado.

En esta visita a las profundidades de Anaga, los asistentes pudieron conocer la inmensidad de la construcción y su historia a través de Luis González, técnico del área de proyectos y obras de Emmasa.

González explicó que en su conjunto incluye "un túnel de trasvase, galería y dos acueductos de doce kilómetros de una gran belleza arquitectónica y magnífica ejecución". En febrero de 1899 comenzaron las obras de adecuación de la galería de Catalanes, pero no fue hasta 1916 cuando, tal y como indica el técnico, "Santa Cruz respiró y creció".

A mediados del siglo XIX, la ciudad experimentó un gran crecimiento demográfico. En 1898 finalizó la construcción del primer depósito de abastecimiento, el de Salamanca, aún hoy en funcionamiento, que serviría de reserva y regulación para el suministro de agua desde el Monte de Aguirre, por encima de Tahodio.

Fue el alcalde Pedro Schwartz en 1897, según cuenta el técnico, quien "ya tenía aforos de la zona de Roque Negro y, empeñado en traer esas aguas a la ciudad, encargó el proyecto para la ejecución de un túnel de trasvase y canalización, que adjudicó a Gaspar Hernández por 464.000 pesetas". En febrero de 1899 comenzó una obra que concluiría de la mano del contratista Roque Montesdeoca en 1916 y sigue siendo la fuente principal de agua de la ciudad.