Reivindicar la figura del mayor intelectual de las vanguardias canarias, de "Gaceta de Arte", "La Rosa de los Vientos" o de "Cartones", es el objetivo que ha perseguido el escritor y columnista vasco José María Lizundia con la publicación del pequeño ensayo titulado "Francisco Aguilar y Paz. El disidente de la vanguardia canaria".

Esta obra, con poco más de cien páginas, está estructurada en una veintena de apartados que se centran en la vertiente intelectual y de pensamiento del referido personaje tinerfeño, sin olvidar otras que "en buena parte se articulan en torno al contraste y contrapunto que supuso frente a la vanguardia canaria este disidente de ella, sin que eso afecte a la relación con sus amigos de Gaceta de Arte".

El ensayista y columnista vasco, residente en Tenerife desde hace más de tres décadas, aseguró que Aguilar y Paz (Santa Cruz de Tenerife, 1902-1997) se diferenció de sus compañeros de "Gaceta de Arte" en que "tuvo una formación distinta, más rigurosa. Es el más claro, junto a Blas Cabrera Infante, que también tuvo una vertiente de filosofía del conocimiento, y se encuadra al igual que Cabrera como un intelectual del pensamiento y de las ideas. Esa es la diferencia fundamental, en lo que destaca. Él fue el pensador, el filósofo, también López Torres, que murió muy joven y era autodidacta. Aguilar y Paz era universitario, fue profesor de Derecho Internacional".

También destaca en el libro su carácter poliédrico, "que se despliega en múltiples actividades. Es original en cuanto a sus ideas políticas porque de socialista pasó a ser falangista y luego fue una persona que ayudó a todos en momentos terribles. Fue comprometido con sus amigos, a los que ayudó por la posición que tuvo (...). Todo el mundo habló muy bien de él por las ayudas que prestó a todos, menos a López Torres, al que asesinaron antes, tras el golpe de Estado de 1936, aunque sí lo hizo a Pérez Minik, Westerdahl y García Cabrera".

Este ensayo sobre este Hijo Predilecto de Santa Cruz, nacido en El Toscal, también apunta que fue "un contrapunto, porque introdujo un elemento de visión de las vanguardias distinto, más actual, más conforme al paso del tiempo, sin el peso del franquismo".

Además de ser un intelectual, intervino activamente en la fundación del Instituto de Estudios Canarios, junto a María Rosa Alonso y Lorenzo Cáceres, además de pertenecer al Círculo de Bellas Artes, a la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife y de fundar el Hogar Canario de Madrid.

"Tuvo una vocación académica que los demás no tuvieron. Los demás estuvieron adscritos a líneas estéticas utópicas, mientras que él tuvo una vertiente humanista, porque a parte de estar con las vanguardias tuvo esa visión académica, erudita e historiográfica que los demás no tuvieron. También fue periodista y dirigió varios periódicos", matizó.

Lizundia ha intentado con este trabajo ofrecer unas pincelas biográficas de Aguilar y Paz, quien fue jefe provincial de Falange en la capital tinerfeña y diputado en aquella oscura época de la historia de España. "A partir de los datos biográficos que he conseguido me centro en analizar su valor intelectual y cultural, aunque hay un gran vacío documental sobre él en comparación a otros miembros de Gaceta de Arte, sobre todo por parte de la Universidad".

Este ensayo sobre Aguilar y Paz intenta reflejar cómo fue su vida y analizar sus particularidades en relación a las vanguardias y su pensamiento intelectual, su parte académica y erudita, su papel como fundador de la Escuela de Capacitación Laboral, las universidades laborares, además de reivindicar que no estuvo sujeto a las modas de las vanguardias, sino que ahondó en las grandes tradiciones del pensamiento, la gran filosofía.

"Él no está en lo novedoso, en lo rupturista por fenómenos artísticos, sino que se mantiene en las fuentes, en las grandes tradiciones culturales y tiene una filosofía, unas ideas propias. Es alguien que no se deja influenciar, aunque es un admirador de las artes y se mantiene en el comité de redacción de Gaceta de Arte hasta el final. También fue una persona politizada, como José Arozena, que tomó partido en la clandestinidad por el PSOE, y Aguilar y Paz por la Falange".

"Francisco Aguilar y Paz. El disidente de la vanguardia canaria" es el resultado de una labor que se topó con muchas lagunas y escasa bibliografía, solventada en parte con entrevistas a algunas personas que lo conocieron. "Su obra no está publicada, solo los artículos que escribió en Gaceta del Arte, o cuando le nombraron Hijo Predilecto, el pregón de fiestas que leyó, algún opúsculo y algunas referencias a su significación política. Hay constancia de lo que escribió, pero no su contenido. No hay una biografía".

José María Lizundia

escritor y

columnista

Algunas citas del libro

Lizundia comenta en uno de los capítulos que Aguilar y Paz, que creó la Escuela de Capacitación Laboral, "es como si siempre estuviera rehuyendo de la cultura académica, de su fulgor y las recompensas políticas, más estando entre los vencedores de la Guerra Civil, para intentar que las personas concretas, muchachos sin medios, pudieran labrarse un porvenir".

El escritor Emilio Sánchez Ortiz dijo que "Aguilar y Paz fue eternamente valedor en Madrid de sus amigos tinerfeños, a quienes nunca abandonó, a pesar del riesgo que suponía tratarse con los rojos; muchos de esos amigos rojos le deben, si no la vida, su entrega total en momentos difíciles".

Eliseo Izquierdo califica en "Periodistas canarios" a Aguilar y Paz como "persona de talante abierto y amistoso dispuesto siempre que pudo a ayudar incluso a quienes no comulgaban con sus ideas políticas, lo que le proporcionó más de un disgusto (...)".