Pensando en Santa Cruz, la ciudad de muchos de mis sueños, y en las obras que no terminamos, y dándole vueltas al problema, un día más, del parking de las Teresitas me sorprendió gratamente encontrarme con otro parking original, esta vez en Indianápolis, en Estados Unidos. Una de las cosas que más me desconcierta al hablar del Mamotreto es que mucha gente dice "total, es un parking" tampoco es tan importante si lo tiran o no, no tiene valor. Pero sí lo tiene, un parking diseñado por Perrault tiene valor incluso antes de ser construido. Y si lo dejáramos terminar tendríamos una sorpresa como el parking del que les voy a hablar hoy. Es cierto que hay un montón de parkings por el mundo que no dicen nada, son simplemente austeros lugares funcionales donde dejar el coche. Como arquetipo, la estructura de los parkings no es muy interesante, pero eso está cambiando.

Este parking de Indiana es interactivo, lo ves o no lo ves, dependiendo de cómo vayas caminando, o, mejor dicho, a veces lo vez amarillo dorado y otras veces lo vez azul profundo, con las nubes reflejadas en las piezas de la fachada. Realmente la vibrante fachada de este parking del hospital Esquenazi es una esplendorosa obra de arte.

Durante su reciente expansión, el Hospital Eskenazi en Indianápolis solicitó a Urbana Studio una petición algo inusual. El hospital quería que la firma de arte y arquitectura de Los Ángeles diseñara una fachada interactiva para su parking. La solución de Urbana fue convertir la relación entre el movimiento y el objeto en una fachada de parking. Aunque la fachada de aluminio, titulada May September, es en sí misma estática, parece cambiar de color cuando el espectador camina.

Es una fachada ligera que comprende 7.000 paneles de aluminio curvados unidos a un marco estructural de acero pintados por un lado de amarillo y por el otro de un azul cobalto casi negro.

May September es pues una pared rectangular semitransparente inspirada en parte por el interés que los arquitectos y artistas de Urbana Studio tienen por el camuflaje y específicamente el camuflaje activo. Los diseñadores se propusieron crear una imagen lenticular, que parece cambiar o saltar en tres dimensiones a medida que cambia el ángulo de visión. Urbana Studio dedicó seis meses al diseño antes de enviarlo a fabrica. La primera mitad del trabajo fue digital, utilizando principalmente dos programas muy habituales en los equipos de arquitectura, Rhino y Grasshopper. El equipo pasó mucho tiempo decidiendo los colores. Querían encontrar dos tonalidades que tuvieran un gran contraste y que no fueran muy habituales en Indianápolis. El esquema final, que combina azul profundo con amarillo dorado, se basó en el trabajo del paisajista local T.C. Steele.

Las condiciones únicas del sitio influyeron tanto en la elección del material-aluminio-como en la colocación de los paneles. Querían que fuera muy ligero pero que soportara el viento de la zona que a veces alcanza hasta 90 kilómetros por hora.

La instalación cambia de forma y color según el ángulo de visión y cuando te mueves ante la fachada parece que hay un número infinito de variaciones de ángulos, pero al final sólo hay tres. La colocación errática de los elementos hace del parking una obra de arte en movimiento. Otro ejemplo a seguir en muchos sentidos por cualquier ciudad que dé a la cultura y a la arquitectura la importancia que estas tienen.