El cambio en la empresa que realiza el transporte del servicio de baño adaptado en Las Teresitas ha generado cierto malestar entre usuarios del recurso. Tras vencer el acuerdo con Cruz Roja, el pasado mes de julio, el ayuntamiento contrató a Tropical Bus. Será hasta que se adjudique el nuevo contrato, entre finales de septiembre y octubre.

Sin embargo, y aunque los afectados no cuestionan el aspecto humano de los empleados de esta empresa, sí dudan de algunos cambios que se han producido en el servicio de transporte. Entre ellos, que no se avise a todos los usuarios o la falta de ayuda a aquellas personas que no pueden salir de sus casas por sus propios medios.

El pasado jueves, este periódico hizo, junto a varios usuarios, la primera de las dos rutas que realizó el microbús ese día. A ella se sumó también el edil de Accesibilidad, Carlos Correa.

Tras partir de la Gerencia de Urbanismo a las 10:00, sede de la Concejalía, la primera parada se hizo en la calle Antonio Machado, en Los Gladiolos. Allí había solicitado el servicio Magdalena, una señora mayor en silla de ruedas. Ya esperaba en la calle al llegar junto a un familiar.

Una de las críticas al nuevo servicio es que no se ayuda a personas que no puedan salir de su casa. En este sentido, el edil insiste en que la empresa se limita al transporte. Y sugiere: "Tendrían que solicitar una asistencia especializada a través del IMAS y pedir la colaboración de Cruz Roja o Protección Civil".

Correa añade: "Estas personas -empleados de Tropical Bus- están preparados para manipular a los usuarios, pero no se hacen responsables de bajarlas de sus casas. Si sucede algo, ¿quién sería el responsable?".

Al respecto, y cuestionado sobre la posibilidad de que se incluya esta obligación en los pliegos del nuevo contrato, el edil aclara que será una propuesta que tendrán que valorar los técnicos.

Recogida con celeridad Magdalena y bien anclada la silla -existía alguna crítica sobre este asunto-, el familiar que la acompaña llama la atención sobre otro aspecto: no lleva cinturón en la silla de ruedas. "Cruz Roja sí se lo ponía siempre", comenta. Por si acaso, se sienta junto a ella. "Aunque la guagua va despacio, si frena...".

El servicio continúa en la calle Hernán Cortés, en Ofra. Allí se recoge a Cristina Fleitas, una mujer con pierna ortopédica. Ocupa uno de los siete asientos de la guagua. Estos sí, con cinturón de seguridad.

El tercer y último traslado de la primera ruta del jueves -se hacen dos casi todos los días- se realiza a Chimisay Alto, a la calle Domingo Salazar Cólogan. Espera, en este caso "Walo", un mayor que se mueve ayudado por muletas. La recogida también es rápida. Una vez asegurado, se parte hacia Las Teresitas.

Según explica el concejal, con la nueva empresa de transporte se trata de hacer una recogida "por zonas", de ahí la importancia de confirmar con antelación la intención de acudir a bañarse.

Las dudas en este caso derivan, según algunos usuarios, de la falta de información de la nueva empresa, pues Cruz Roja ya tenía asignados los días a cada usuario, que solo tenía que dar su visto bueno para ser recogido. Ahora, aseguran, el que no se ponga en contacto con la compañía no viaja.

Una hora y diez minutos después de partir desde Tres de Mayo, el microbús con el primer viaje llega a la playa. Curiosamente, allí son miembros de Cruz Roja los que se hacen cargo de los discapacitados, tras descender estos del vehículo. Con ellos toca el tiempo de baño hasta que a las 14:00 o a las 16:00 horas, dependiendo de la asistencia y preferencia de los grupos, se emprenda el regreso a casa.

El edil de Accesibilidad destaca que del transporte para el servicio de baño adaptado en Las Teresitas, que financia el Ayuntamiento de Santa Cruz, se benefician alrededor de 200 usuarios, algunos de los cuales provienen de centros particulares que poseen sus propios medios de transporte.

El servicio se presta toda la semana (incluido sábado y domingo) y durante todo el año. No obstante, de octubre a mayo los fines de semana y festivos se hace a demanda. Antes, cuando el servicio dependía del IMAS, solo operaba tres meses al año.