La sicosis colectiva es absoluta. Periódicos, teles, radios, redes, bares... Las microalgas han llegado este verano para perturbar la paz de nuestro convento. Investigadores que se contradicen, el Gobierno de Canarias pidiendo tranquilidad, la oposición forzando un pleno extraordinario en agosto... Quién nos lo iba a decir a los periodistas, cuando el verano es una época de vacío informativo, que el culebrón de este periodo estival iban a ser estas cianobacterias que no son exactamente microalgas, pero que ya todos las llamamos así. El común de los mortales, con título o sin él, se ha convertido en catedrático del tema y opina del bicho (que se ha convertido en uno más de la familia) con una evidente incontinencia verbal.

Pero en medio del caos nació un trovador. Un tinerfeño, un tal Enrique Rodda, le ha compuesto una canción a las microalgas que corre como la pólvora por las redes. Yo fue escucharla y entrarme una depresión que me estoy tomando los prozac a puñados: fuerte cosa triste. En el vídeo el autor se nos sienta cariacontecido con un timple para interpretarnos una melodía que más que a la risa invita al suicidio colectivo a modo de secta. Es el típico tema que podrías encajar en la película "Leaving Las Vegas", en cualquier momento en el que Nicolas Cage observa su fugaz existencia. Vamos, un dramón. Y digo yo, oye Quique, ¿y qué tal si viendo cómo está el mundo nos pones a bailar otra especie de "Despacito"? Solo por no llorar. Gracias, crack.

@JC_Alberto