Fruto de años de investigación y de una profunda admiración por las bandas, la doctoranda Vicenta Gisbert Caudeli (titulada superior en la especialidad de oboe por el Real Conservatorio de Madrid) leía y defendía recientemente, en la sección de Geografía e Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Laguna (ULL), la tesis titulada "La Unidad de Música del Mando de Canarias. Historia y aportaciones a la música y a la educación musical de la isla de Tenerife", la primera en el Estado que se acerca al estudio de una unidad musical del ámbito militar.

Un tribunal formado por Olga Alegre, de la ULL; Francisco Robaina, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), y Anna Vernia, de la Universidad Jaume I de Castellón concedió a este trabajo la calificación de sobresaliente cum laude.

A partir de una prolija labor de vaciado de fondos documentales, "casi sin dar abasto", dice, desde la minuciosa tarea de sumergirse en las hemerotecas para extraer del papel artículos en prensa y la consulta de archivos como el del Museo Histórico Militar de Almeyda, además de las fuentes orales, a través de cuestionarios y entrevistas con antiguos miembros de la citada unidad, componentes actuales, militares sin vinculación con la música y músicos del ámbito civil, esta investigadora ha alumbrado un trabajo excepcional, por lo único.

La clave de este estudio se ha centrado, fundamentalmente, en destacar el papel desempeñado por las bandas de música militares, en concreto la Unidad de Música del Mando de Canarias, en el desarrollo de la vida cultural y educativa de la isla de Tenerife.

Y es que en el imaginario popular, estos "músicos de uniforme" son, incluso a día de hoy, auténticos desconocidos, cuando tal y como pone de manifiesto la investigación de Vicenta Gisbert Caudeli, se trataba de "los únicos músicos profesionales de la Isla".

En un contexto donde las comunicaciones resultaban complejas y desplazarse por el territorio representaba una auténtica aventura (cuando no un imposible), estos intérpretes agrupados en la unidad militar aportaron su experiencia como instrumentistas; mostraron nuevas tendencias técnicas; dieron a conocer novedosos repertorios y, además, ocuparon puestos de relevancia en agrupaciones civiles, lugar desde el que desarrollaron una destacada labor de promoción y docente.

Y sostiene Vicenta Gisbert que "existen muchos prejuicios hacia las bandas en los ámbitos musicales", sin razones objetivas, de manera que se suelen establecen categorías entre lo que se considera élite (las cuerdas) y un segundo plano (los vientos), cuando muchos de los músicos han sido militares.

Esta profesora de oboe subraya que el hecho de pertenecer a una banda se considera "algo peyorativo" y, a propósito, señala que pese a esa escasa valoración "son los intérpretes que están más ligados con el pueblo".

Desde sus orígenes, la Unidad de Música del Mando de Canarias ha participado en actos de carácter castrense (desfiles, recepciones), de sentido religioso (procesiones) y civil (conciertos de coros, conciertos didácticos, de bandas o solistas), recibiendo numerosas invitaciones por parte de ayuntamientos para ensalzar las celebraciones locales.