El fracaso escolar no afecta de manera uniforme a todas las islas ni a todos los centros. Fuerteventura y Lanzarote, con un 17,94% y un 16,54%, son los territorios canarios donde se detecta una mayor incidencia del fracaso escolar en Educación Secundaria Obligatoria, según los datos hechos públicos por la Consejería de Educación y Universidades del Gobierno regional, referentes al curso 2014-15. Les siguen, en este orden, Tenerife (14,64%), Gran Canaria (13,83%), La Palma (11,95%) El Hierro (7,06%) y La Gomera (6,62%).

La información ha sido facilitada por la Administración educativa a petición de la diputada Melodie Mendoza Rodríguez (Grupo Mixto), que ha solicitado una pregunta con respuesta por escrito en el Parlamento canario.

El departamento que dirige Soledad Monzón explica que se considera fracaso escolar "la no obtención de la titulación de los estudios que se han iniciado debido a que el alumno no logra alcanzar el nivel de rendimiento académico medio de referencia". Este indicador "no tiene en cuenta aspectos para interpretarlo, tales como cuáles pueden ser sus causas, las repercusiones personales y sociales para ese alumnado o el índice de abandono escolar".

El fracaso en la Secundaria postobligatoria, en cambio, se incrementa significativamente en casi todas las islas. En este caso, Lanzarote (27,85%), Tenerife (26,89%) y La Gomera (24,81%) lideran el ranquin. A continuación se sitúan El Hierro (22,73%), Gran Canaria (21,93%), La Palma (20,50%) y Fuerteventura (16,74%).

Según la primera evaluación de diagnóstico efectuada en Canarias a alumnos de tercero y sexto de Primaria, la escuela pública no está siendo capaz de luchar contra la desigualdad, ya que el entorno está influyendo de manera significativa en el rendimiento académico y en perpetuar la desigualdad de oportunidades.

El Índice Socioeconómico y Cultural (ISEC) -un indicador que recoge información del nivel educativo de los padres, su ocupación y situación laboral o el número de libros disponibles en casa- está siendo clave en los resultados educativos en mayor medida que otros aspectos, como el hábito lector, el tipo de convivencia familiar, el sexo del estudiante, el nivel de absentismo, la satisfacción con el centro o el clima escolar. A tenor de estos resultados, la Administración educativa ha decidido implantar este curso el Programa Impulsa, un proyecto que dotará de apoyo educativo a los centros con peor ISEC y más dificultades para obtener resultados óptimos.

Más fracaso en FP medio que en el superior

El fracaso escolar también tiene incidencia alta entre el alumnado que cursa alguna modalidad de estudios de Formación Profesional (FP). Según los datos que maneja la Consejería de Educación, el fracaso es más elevado entre los estudiantes que cursan FP medio que entre los que optan por un ciclo superior (equivalente a estudios universitarios).

De hecho, el índice de fracaso escolar en la enseñanza secundaria postobligatoria de FP de grado medio fue en el curso 2014/15 del 23,28% de la modalidad presencial y del 16,70% de la modalidad a distancia. En cambio, en la FP de grado superior el indicador fue del 15,28% en la modalidad presencial y del 17,4% en las clases "on line".

En Canarias, alrededor de 40.000 alumnos estudian Formación Profesional cada año. El impulso a este tipo de estudios ha hecho que empiece a revalorizarse y a entenderse como una opción de calidad frente a la formación universitaria. No obstante, la Consejería se ha marcado como propósito mejorar la percepción de la FP entre la sociedad, además de ampliar la oferta disponible y actualizarla a las demandas del empresariado.

Uno de los nuevos planes que se han puesto en marcha es el proyecto Enlaza, que busca mejorar la relación entre el mercado laboral y las aulas.

El proyecto tiene cinco líneas principales de actuación, como la mejora de la calidad de la FP, de la docencia y la innovación en los centros o la internacionalización de los proyectos que se abordan en los centros, que, según explicó la consejera Soledad Monzón hace unos meses, en su presentación, "permitirán atender las necesidades de tres colectivos diferenciados: trabajadores, empresas y, como no, el propio alumnado de la FP". Ha sido dotado con una partida inicial de un millón de euros.