Iros, dijistes, andó... Son muchos los ejemplos de vulgarismos, de corrupciones del español que son "prevaricación idiomática" y que "retratan" a quien los utilizan: "O no le preocupa hablar bien o no tiene formación suficiente", asegura el director de la RAE, Darío Villanueva.

La "prevaricación idiomática", recuerda, es un concepto que sirve para describir el uso de una palabra popular en lugar de una "erudita" o correcta cuando hay alguna semejanza fonética o de significado entre las dos, un error "debido a la ignorancia de quien la comete", como señala el filólogo George K.Zucker en su estudio sobre "Don Quijote".

No le asombra a Villanueva la polvareda que levantó la aceptación de "iros" como forma de imperativo de la segunda persona del plural del verbo ir, aunque la más recomendable, lo correcto, para ese tiempo sea "idos": "Todo lo que se refiere al léxico tiene mucho impacto, como también ocurre con la ortografía", asegura.

Pero de igual forma que existen, y se emplean, en los vulgarismos hay muchos "dobletes" en el léxico y bastantes casos en los que dos formas son igualmente legítimas.

"Por ejemplo, hay mucha polémica también con la presencia en el diccionario de almóndiga, que ya aparece en textos del siglo XVI y que no utiliza casi nadie aunque es tan correcta como albóndiga".

Villanueva recuerda que el diccionario de la Lengua Española, que elabora y edita la Real Academia Española (RAE), "sirve para entender el español del 1500 en adelante", que es cuando sufrió su gran transformación, con su reajuste consonántico y el alejamiento de las formas medievales o romance castellano.

Tiene mucho impacto todo lo referido el léxico, pero también ocurre, con la ortografía, como sucedió con la revisión que "permitió" descabalgar "solo" de su tilde.

"No proscribe el uso de la tilde, sino que dice que no es imprescindible. Se considera que el contexto sirve para distinguirlo, pero es evidente que hay frases que no lo resuelve. Es un asunto abierto", admite.

La española es una ortografía "extraordinariamente agradecida" porque "lo que se dice y lo que se escribe se asemejan mucho", a diferencia del inglés o el francés. Sin embargo, "hay pequeños recintos de confusión", como sucede con la "b" y la "v", o la "g" y la "j", pero es, en general, una lengua " transparente".

La nueva ortografía se publicó en el año 2010 y aunque habrá pronto una revisión "no será este año", adelanta.

Lo que sí hará la RAE es incorporar en diciembre al diccionario en línea, que tiene "un extraordinario éxito" -81 millones de visitas en marzo y 800 en 2016-, varias novedades: "Habrá no una sino varias polémicas", vaticina.

Entre ellas estará el sustantivo "posverdad", derivada del post-truth que ha contribuido a popularizar el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. "Estamos perfilándola, afinando su definición", que se refería a las informaciones que no se basan en hechos objetivos, sino en emociones, creencias o aspiraciones.