Un día cualquiera de verano suele haber en España entre 30 y 40 incendios activos, hasta 100 algunos días de primavera, lo que implica tomar decisiones con una visión de conjunto para asegurar que los medios de lucha contra el fuego se distribuyen de la manera más eficiente para apagar las llamas.

De eso se ocupa, desde el centro de Madrid, un equipo de 30 técnicos del Centro de Coordinación Nacional de Incendios Forestales del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), un órgano de apoyo a las Comunidades Autónomas, a las que corresponde la prevención, detección y extinción del fuego.

"Nuestra labor fundamental es determinar dónde están las prioridades", señala a Efe Antonio López, uno de los técnicos de guardia del centro de control. La sala desde la que López y sus compañeros -la mayoría ingenieros de montes e ingenieros técnico forestales- se aseguran de que los incendios cuentan con los medios necesarios para su extinción parece el control de realización de un programa de televisión, con los técnicos concentrados en pantallas propias y en otras de tamaño gigante que rodean la sala. Entre los monitores grandes que se ven desde toda la sala, hay una imagen con todos los fuegos activos en España en tiempo real, así como los medios estatales que están trabajando y su localización exacta.

"Seguimos a tiempo real todos nuestros medios humanos y materiales, a través de los GPS que llevan, lo que nos permite conocer la seguridad de las personas que hay trabajando en un incendio", agrega López. En otra de las pantallas gigantes pueden verse varios mapas de España, uno con la situación meteorológica a tiempo real y otro con la previsión en las siguientes horas. "El clima, y principalmente la evolución del viento y la temperatura son determinantes en la extinción de un incendio", indica López.

Los teléfonos del centro de control no paran de sonar. Los responsables de extinción de las comunidades llaman cuando sufren un incendio que presenta dificultades. Una vez recibida esa petición los técnicos deciden qué medios asignar en función de varias circunstancias, como la evolución meteorológica o el valor forestal del suelo que se está quemando.