Constantes, dolorosas e incapacitantes? así son las migrañas. El trastorno que más discapacidad causa después de la depresión, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). De hecho, afecta a un 13% de la población española, en concreto a 3.026.072 personas, según contabilizaba la Sociedad Española de Neurología (SEN) en 2015. Si, además, acotamos la mira hacia las mujeres, la cifra crece hasta el 16%, mientras que se reduce al 7% en hombres.

Se trata de algo más que un dolor de cabeza. "Las cefaleas -como se conocen dentro de los laboratorios- no tienen por qué derivar en una migraña, así como quien padece migrañas no tiene por qué sufrir, consecuentemente, cefaleas", explica Eugenio Ontañón, especialista en Neurología del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC). No obstante, "más del 80% de los pacientes con migraña sufre algún grado de discapacidad relacionada con la cefalea", según indica la SEN.

Un dolor de cabeza, tratado con analgésicos -como ibuprofeno o paracetamol -, se puede eliminar. Sin embargo, un trastorno disfuncional como la migraña requiere de mucho más. Si no se recibe un tratamiento eficaz, la migraña puede causar fotofobia, sensibilidad cutánea y auditiva, lo que finalmente deriva en un aislamiento casi total por parte del afectado, según explica Rosario García Martín, farmacéutica analista y experta en nutrición.

Su origen es aún un misterio, aunque la principal causa parece residir en un factor genético que, en un centro hospitalario como el HUNSC, genera el 70% de las consultas de Neurología, según Ontañón. No obstante, se conocen algunas más. En principio, además de la genética, se habla de factores hormonales, que explicarían su vinculación con la mayor tasa de mujeres afectadas; y ambientales, donde se encuentran, por ejemplo, los cambios en el tiempo meteorológico.

En este sentido, algunos expertos defienden su posible vinculación con el déficit de la enzima diamino-oxidasa (DAO), residente en el intestino y reguladora de la histamina. No obstante, esta teoría no está avalada por la Sociedad Española de Neurología, la cual se muestra reticente a la misma al no haber sido acreditada aún por revistas médicas internacionales.

Al no conocerse la génesis última de este trastorno, también se carece de una cura, aunque sí que existen tratamientos. En este sentido, se puede recetar tanto analgésicos como medicamentos específicos para tratar esta patología.

Todo depende del tipo de migraña que se padezca. Siguiendo la Clasificación Internacional de Cefaleas de la International Headache Society, "la migraña puede dividirse en tres subtipos principales", explica la SEN. La migraña sin aura, la migraña con aura y la migraña crónica. En este último grupo se encuentra un subtipo que engloba al 1% pacientes con migrañas que son los que pueden llegar a padecer dolores de cabeza 15 o más días al mes. Lo que significa que necesitan un tratamiento acorde a su dolor y a su sintomatología.

"En casos crónicos transformados -como se denominan- se tratan con fármacos preventivos, siendo la última opción el botox", revela Eugenio Ontañón. "Este tratamiento consiste en administrar una toxina subcutánea en el cráneo, cuello y trapecios en dosis fijas cada tres meses", explica. Esto funciona en tres de cada cuatro personas, pero "para ese 25% restante", reconoce, "no hay tratamiento".

Lo que comemos también nos afecta

Aunque no está reconocida oficialmente por la Sociedad Española de Neurología (SEN), la teoría de que el déficit de una enzima intestinal provoca las migrañas es un debate que ha llegado a varios congresos del área.

Rosario García Martín, nutricionista y farmacéutica analista, es una de las defensoras de esta teoría y en su laboratorio realizan este tipo pruebas, llamadas DAO. Tan solo necesitan un análisis de sangre para diagnosticar la regularidad en la que el cuerpo produce histamina para descubrir, según esta nutricionista, la causa de la migraña.

En esta teoría se baraja la posibilidad de que el trastorno sea provocado por nada más y nada menos que lo que comemos. De tal manera que, al reducir el consumo de los alimentos que contienen histamina, también se reduce consecuentemente la cantidad de crisis migrañosas.

Asimismo, se considera que con la suplementación de esta enzima, el afectado puede llegar a superar el trastorno. Por otra parte, no recomienda el consumo de analgésicos por considerarlos "inhibidores" de la enzima, así como de las bebidas alcohólicas.

No obstante, la Sociedad Española de Neurología (SEN), en 2013 se distanció de esta teoría argumentando que "una investigación sea aceptada en un congreso [...] no conlleva que sea científicamente relevante ni supone un gradiente de calidad". Además, remarcó que "no existen publicaciones que sustenten las afirmaciones" del estudio.