Juan Luis Arsuaga es, ante todo, biólogo y paleoantropólogo. Sin embargo, su reconocimiento en España ha venido principalmente por ser el codirector de la investigación de una de las joyas de la ciencia española: los yacimientos pleistocenos de la sierra de Atapuerca, uno de los motivos por los cuales, en 1997, recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica.

Tras tantos años de investigación en Atapuerca, ¿qué cree que le queda por descubrir en el yacimiento?

Lo que no me espero. Yo siempre lo digo, no me gustaría encontrarme lo que espero.

¿Qué es lo más curioso que se ha encontrado allí?

Pues muchas cosas. Unos caníbales de hace un millón de años, una acumulación intencional de 30 individuos, no sé, hace poco publicamos un yacimiento en el que un grupo humano solo caza bisontes, especialistas en bisontes. Por otra parte, no hemos encontrado fuego, lo que en principio interpretamos como que no lo conocían.

Teniendo en cuenta sus investigaciones, ¿considera que la especie humana llegará a seguir evolucionando de forma natural?

De forma natural creo que ya no va a haber más selección natural a gran escala. Sigue habiendo selección natural porque hay algunos genes que han evolucionado en época reciente, el ejemplo más conocido es el de la tolerancia a la lactosa de algunos pueblos. Eso sería evolución humana. Pero no estamos hablando de tolerancia a la leche, sino cosas más grandes. Considero que de forma natural el humano no va a evolucionar más, porque ahora mismo no hay selección natural. Además, haría falta esperar un millón de años. Precisamente, la gran conquista del ser humano es haber conseguido evadir la selección natural. Es decir, que no obedecemos a las leyes de la naturaleza. Que, bajo mi punto de vista, son las únicas leyes que no hay que obedecer. Otra historia más complicada es si haremos manipulación genética.

Hablando sobre los avances en genética, ¿cuáles son sus consideraciones éticas sobre la posibilidad de crear "humanos a la carta"?

Como siempre sucede con la biología, la ética tiene unas normas muy claras, pero en la biología no lo están, porque todo es continuo. Quizás todos estemos de acuerdo en que se utilice la ingeniería genética para modificar o sustituir genes defectuosos o genes que producen enfermedades o propensión a las enfermedades. Eso no creo que tenga ningún debate en principio. Pero bueno, al final lo que estás haciendo es tener la capacidad de modificar el genoma. Habrá gente que los modificará para evitar estos males, pero habrán otros que decidan que quieren modificarlo para potenciar una capacidad. Personalmente, lo que a mí me gustaría es que continuara el sistema tradicional, básicamente, porque no tengo un ideal de ser humano. A mis hijos no los he modificado genéticamente y no cambiaría nada de ellos.

Durante muchos años ha estudiado también el cambio climático. Por eso,ante la situación actual, ¿cree que nos encontramos en una fase en la que los componentes naturales no están operando sobre el mismo?

Sí. Hay un componente industrial, artificial y antrópico, sin duda, y es un tema muy complicado. Somos 700.000 millones de personas, es decir que son muchas personas y una gran parte del planeta está en zonas de riesgo. La falta de recursos necesarios para la vida, como el agua, en la India afecta a mil millones de personas, porque la mayor parte de la humanidad se concentra en las altitudes bajas y, sin ir más lejos, en España. En Siria ha habido una crisis y eso ha movilizado a algunos millones de personas, lo que ha generado conflictos, aun siendo, en términos numéricos, movilizaciones reducidas. No obstante, la masa de refugiados climáticos podría ser de una dimensión que nos desbordaría. Ese es un tema más serio al que nos enfrentamos, y el ser humano es responsable.