Con el caso Zebenzuí, nuevas hipótesis de moción de censura en La Laguna. Y también con ello las dudas que siempre surgen sobre los cambios de gobierno y los no adscritos. Pese a todo, los wasaps del concejal tejinero a lo que pueden llevar es a que la censura en el municipio se quede todavía con menos opciones de las pocas que ya tenía. Se daría esa circunstancia si, tras lo ocurrido, el edil del sector "no oficial" del Partido Socialista (PSOE) Javier Abreu es definitivamente expulsado, lo que han sostenido algunas fuentes durante las últimas semanas, si bien otras indican que el expediente caducó.

En ese supuesto de que lo echen no sería posible ni siquiera un conato de moción de censura del sector más crítico de la oposición, con independencia de que después lo apagase el PSOE. Aunque González dimitiera y entrara Silvia Maestre (afín a Abreu), los votos seguirían sin ser suficientes. La complicación se vería reforzada si con Yeray Rodríguez -que se encuentra en la misma situación que Javier Abreu- la organización de la rosa decidiese lo mismo y ambos pasasen a no adscritos (en la actualidad continúan en el grupo socialista).

Reconoce José Adrián García Rojas, profesor titular de Ciencias Políticas de la Universidad de La Laguna, que lo de las censuras y los no adscritos es un terreno complejo. Las claves están en la Ley del Régimen Electoral General (LOREG) y en la de los municipios de Canarias. La primera recoge que, cuando alguno de los proponentes haya dejado de pertenecer al grupo municipal al que se adscribió al inicio del mandato, la mayoría absoluta exigida "se verá incrementada en el mismo número de concejales que se encuentren en tales circunstancias". "La firma valdría la mitad, por decirlo de alguna manera", explica el docente. Cabe señalar que sobre lo anterior el Tribunal Constitucional admitió a trámite en 2015 una cuestión de inconstitucionalidad.

Por su parte, el segundo texto legal, en el que Abreu insiste en sus intervenciones radiofónicas, apunta: "(...) También tendrán la consideración de no adscritos los que sean expulsados de la formación política que presentó la correspondiente candidatura". Es decir, siempre que ediles se quieran sumar a un cambio de gobierno indeseado por su organización, esta tiene la opción de echarlos. "En los diez días entre que se presenta y se convoca el pleno, el partido que sea les abre un expediente exprés, los manda a no adscritos y no hay moción de censura", zanja otro destacado político canario. "Hay un desconocimiento general de todo esto", apostilla.

En números, y contando con que Ciudadanos (Cs) esté a favor -su postura nunca ha sido clara-, hoy los partidarios de la censura lagunera serían 13 (seis concejales de USP, tres de XTF-NC, dos de Cs y dos del PSOE), a uno de la mayoría absoluta. La marcha de Zebenzuí González y la entrada de Silvia Maestre darían 14, pero, si a Abreu lo echasen y apoyara el texto ya como no adscrito, haría falta un voto más (15) y, si se repite el caso con Rodríguez, se necesitarían 16. ¿Y la situación extrema de que ambos dimitieran para que entrasen otros ediles y al menos poder presentar la censura y tender un pulso al PSOE? Tampoco. Siguen en la lista a Maestre los hoy asesores municipales Julio Marrero y María Candelaria Alberto, ambos del sector "moniquista".

Llegados a ese punto de inviabilidad, solo sería posible iniciar los pasos para un cambio de gobierno si el oficialismo socialista lo apoyase, o bien en otros hipotéticos más improbables.