Cuando todo parecía presagiar que la noche iba a acabar con un pañuelo entre lágrima, Esther Ovejero reactivó al público que acudió al teatro Leal de La Laguna para despedir el concierto "Todo sobre Almodóvar" con una sobredosis de energía. "I am so excited" no estaba en los créditos de salida, pero en unos minutos desapareció el drama que derramó en la penúltima canción -la intérprete estuvo soberbia en "No me quitte pas"- para descubrir el costado más frenético de una intérprete que completó una actuación brillante, divertida, pasional... Con Esther descalza y su oreja izquierda sin argolla -saltó por los aires en un gesto racial cuando la interpretación de "Se nos rompió el amor" acariciaba su ecuador- acabó la sesión dominical del XI Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife (Fimucité). La cita estuvo marcada por las tonalidades rojas.

Amor, drama y pasión o abandono, dolor y perdón. Alrededor de esa ADP nacieron los dos extremos de un directo bien cuidado y una atmósfera cien por cien Almodóvar. Ovejero sudó la gota gorda -con unos cambios de vestuario que desafiaron el calor y la humedad concentrada en el Leal-, pero consiguió llevar a buen puerto un proyecto al que se alistaron canciones que han elevado la filmografía del cineasta manchego a una categoría de culto. La voz de Esther Ovejero, salvo la propina final, sonó en español, en un castellano desgarrador, envolvente y hasta moribundo. "Cucurrucucú", "El último trago", "Piensa en mí", "Soy feliz", "Sufre como yo", "Teatro", "Un año de amor" o "Volver" descubrieron todos los matices que habitan en una voz privilegiada. En otras ediciones de Fimucité hemos visto y escuchado a una Esther Ovejero en clave negra, ayer tocó versión española.