Tres de los cuatro acusados de introducir dos kilos de cocaína camuflada en ropa deportiva asumieron ayer su culpabilidad. Para todos ellos, la Fiscalía pide un total de 27 años de prisión y cerca de un millón de euros en indemnización. En el caso concreto de uno, se solicitan otros tres años más por tenencia ilícita de armas. En la actualidad los cuatro están en libertad provisional.

H.S.O.H. es el único que no ha asumido su presunta responsabilidad en los hechos y niega que tuviera conocimiento de que el paquete que fue a buscar a una empresa de envíos tuviera en su interior un kilo de cocaína camuflada en ropa deportiva. Asegura que fue a recogerlo porque se lo pidieron como favor, porque no podía ir otra persona. "Nunca se me pasó por la cabeza que hubiera algo raro y no sé por qué no querían ir los demás, ni lo pregunté. No me extrañó, porque en San Matías hay mucha tradición por las motos y el fútbol y a veces se suele buscar ropa fuera porque es más barata". No obstante, el trayecto fue seguido por la Policía, que pudo comprobar cómo M.R.M.A. condujo el coche hasta donde estaba la empresa, aparcó a medio kilómetro, insistió en meter el paquete en el maletero y luego fueron a su domicilio. A este último dijo conocerlo del barrio de San Matías y negó que hubiese recibido ningún tipo de dinero a cambio. Tampoco sabía que se dedicaba al menudeo de droga y que en el interior de su casa se encontraron varias armas.

El supuesto responsable del grupo, M.A.Z. , reconoció los hechos y dijo que necesitaba el dinero para pagar una deuda que tenía contraída en Colombia a causa de un negocio que fracasó. Cuando se fue de viaje dejó el teléfono y documentación para recoger el primer paquete a M.R.M.M., a cambio de dinero, con la orden de que solo contestara si llamaban desde Correos. Lo cierto es que el envío tenía que haber llegado en octubre de 2014, pero no lo hizo hasta diciembre, dado que la Policía de Estados Unidos lo intervino y descubrió que contenía cocaína. Por eso se cambió por otra sustancia inocua para la salud y se envió a España. Cuando los acusados comprobaron que no era cocaína llamaron a Colombia. Luego hubo un segundo envío por Correos a raíz del cual fueron detenidos los cuatro. E.J.G.A. le llevaba en el coche y a cambio le pagaba, además estaba al tanto de que los paquetes contenían cocaína. "Sabía lo que había y que podía haber problemas", indicó. Asegura desconocer por qué se encontraron en su casa los DNI originales de R.M.M. y de su pareja y admitió que previamente habían llegado otros envíos desde Chile con ropa deportiva pero que no contenían droga.

E.J.G.A. también admitió su culpabilidad y que se involucró en estos hechos por dinero. Hizo las gestiones ante Correos para ver cuándo podía llegar el segundo paquete. R.M.M. también reconoció los hechos y sabía que en el primer envío llegaba cocaína y que se había extraviado. Aceptó que en su casa había armas, que no tenía licencia para usarlas y que iba a recibir dinero a cambio de involucrarse en esta operación. Pensaba que apenas eran 400 gramos, aunque luego en prisión se enteró de que era un kilo trescientos gramos. "Nunca abrimos la caja", dijo.

El juicio tuvo que ser suspendido dado que se produjo un fallo general en el Palacio de Justicia en el sistema de videoconferencias. Las previsiones son que la vista continúe a lo largo de toda la semana.