Es astrobiólogo y planetólogo, aunque su vida la ha consagrado a la investigación de los meteoritos. Jesús Martínez Frías, quien también ha participado en misiones de la NASA y la ESA (Agencia Espacial Europea), acudió a Tenerife el pasado jueves, esta vez no para investigar su geología, sino para debatir sobre distintos temas en el foro Enciende el Cosmos, organizado por la Fundación CajaCanarias.

¿En su campo de investigación, cuál es la línea fundamental que se está estudiando actualmente?

Yo creo que hay dos líneas principales, por lo menos las que a mí más me interesan. En una estudiamos la materia primitiva para conocer cuáles son sus características, pues a través de ella se formaron los planetas y procedemos nosotros también. Otra línea es la que estudia cómo esos grandes objetos han impactado sobre la Tierra y otros planetas, generando efectos sobre la evolución geológica y biológica. Geológicamente porque han modificado ambientes, y biológicamente porque esta modificación de ambientes también ha conllevado extinciones bióticas, que han derivado en la desaparición de unas y a la supervivencia de otras. De aquí al próximo siglo, que no está nada mal, probablemente, el principal punto de investigación a escala humana va a ser lo que se llama el espacio cercano a la Tierra. Es decir, el espacio desde nuestro planeta hasta el cinturón de asteroides. Allí, las próximas generaciones podrán trabajar físicamente como astronautas. Creo que viajar mucho más lejos va a ser muy complicado y va a implicar que exista una auténtica revolución tecnológica, una innovación de los medios de transporte porque actualmente solo el viaje a Marte son seis meses de ida y otros seis de vuelta.

¿Cree que realmente la gente podrá salir hasta el cinturón de asteroides?

Yo creo que sí, hasta el cinturón de asteroides nosotros podríamos salir de aquí al próximo siglo. Marte está a 20 o 30 años y yo espero ver el primer viaje tripulado a Marte.

¿Conseguiremos cumplir esa ya conocida propuesta de la ciencia ficción de irnos a vivir a Marte?

Eso ya es distinto, una cosa es llegar y otra asentarse allí. Creo que eso conlleva una innovación y resolver muchos inconvenientes. Además, hay muchos problemas que resolver a lo largo del viaje, por ejemplo, la radiación. La radiación es un obstáculo, es decir, los astronautas estarán expuestos a la radiación cósmica de todo tipo, que es muy lesiva y que genera enfermedades. Luego están los problemas de protección planetaria. Nosotros no podemos enviar una misión hasta tener claro que ese planeta no tuvo vida, sobre todo por los riesgos de contaminación. Si resulta que el único ejemplo más cercano a la Tierra donde puede haber habido vida es Marte y mandamos allí a astronautas, a lo mejor lo que hacemos es contaminar. Yo creo que, por lo menos, hay que intentar evitar los errores que hemos cometido en el pasado y hacer las cosas bien, de manera geoética y astrobioética.

Después de todas las extinciones que se presume que han ocurrido por colisiones de grandes meteoritos con la Tierra, ¿hay alguna posibilidad de que pueda volver a ocurrir un impacto de este calibre?

Estudiando el registro geológico de la Tierra, igual que hay volcanes o fallas, también vemos grandes cráteres de impacto. Es decir, en la Tierra existen más de 180 estructuras de impacto de grandes dimensiones, algunas de más de 100 kilómetros de diámetro. Lo que pasa es que nosotros en la Tierra llevamos trabajando muy poquito tiempo en comparación con la edad de nuestro planeta. Como especie humana podemos llevar aproximadamente un millón de años, pero eso en comparación con los 4.500 millones de años de la tierra, es solamente el último minuto o menos. Entonces, no hemos sido testigos de esos grandes impactos, aunque sí los haya habido. Por ejemplo, en Rusia hace unos años hubo un impacto muy importante en la atmósfera en Chelíabinsk de un objeto de decenas de metros. No estamos hablando de un riesgo de grandes objetos, porque los grandes objetos se puede decir que ya han impactado y la probabilidad es bajísima. Pero es posible la colisión contra la Tierra de un objeto de decenas de metros o de 100 metros que puede destruir una ciudad completamente y producir muchos más efectos.

Bueno, al menos no sería como con los dinosaurios?

Para que eso ocurriera, para que hubiera una catástrofe de carácter global, se considera que el impacto tendría que ser de un objeto de aproximadamente un kilómetro y medio. Hay que tener en cuenta que esa catástrofe no solo se produciría por el choque sino que al chocar, se eyectaría todo el material hacia la estratosfera, y en ella, se distribuiría de manera homogénea todo ese material por el planeta. Eso genera una serie de efectos climáticos que son mucho más importantes, porque producen cambios de los ambientes. Por eso, a determinadas especies que son muy sensibles a los cambios, como fueron los dinosaurios, les afecta más.

También ha estudiado en la propia Tierra, lugares que puedan ser muy similares a los planetas, ¿por qué lo hacen?

Llevamos trabajando muchos años en esto. Además, en Canarias desde hace casi 30 años. Empecé en Tenerife en la zona de Anaga estudiando los basaltos submarinos de Taganana con José Antonio Rodríguez Losada, mi colega de la Universidad de la Laguna. Desde entonces, hemos hecho muchas cosas. Hemos trabajado en Las Cañadas y dirigimos una tesis y un máster en la zona de Los Azulejos en Gran Canaria con la Universidad de Valladolid y la Universidad de Austria, respectivamente. Hemos hecho bastantes cosas, aquí en Tenerife concretamente, y también en Lanzarote.

Tengo entendido que tenéis una misión allí en Lanzarote.

Sí, estamos trabajando en el proyecto de entrenamiento de astronautas llamado Pangea. Yo soy uno de los diez instructores del proyecto. Y es que Canarias es una plataforma científica de primera magnitud. No solamente por su cielo, para la astronomía y la astrofísica, sino también por su geología. La geología que tiene Canarias es realmente espectacular. Hay geodiversidad como en ninguna otra parte del mundo y yo creo que hay que intentar dar valor a ese tema porque una de las formas de trabajar en el espacio es hacerlo con los análogos planetarios. Es decir, por ejemplo Marte se estudia desde tres puntos de vista: mediante los meteoritos que llegan de Marte, las misiones que van a Marte y sus análogos. Hay determinadas zonas de la Tierra que nos permiten realizar analogías en cuanto a materiales o procesos, y Canarias es una de estas zonas.

¿Por qué eligieron Lanzarote como lugar para establecer esta misión? ¿Qué tiene de similar con Marte?

En principio elegimos Tenerife para empezar a trabajar, pero luego nos centramos en Lanzarote como laboratorio natural. Lanzarote es una isla que está mucho menos antropizada que Tenerife, más pequeñita y asequible. Tiene aproximadamente 25 por 75 kilómetros. Además, desde el punto de vista internacional, Lanzarote está reconocida por la Unesco como reserva de la biosfera y hace poco esa misma entidad le dio el carácter de geoparque. En ella hay determinadas zonas que pueden ser ejemplos didácticos muy interesantes para los estudios de campo. Es una especie de museo geológico o un laboratorio natural donde podemos estudiar. No obstante, también aquí en Tenerife hemos estado trabajando perfectamente en las Cañadas, por ejemplo, cómo se produce la interacción de los fluidos hidrotermales en los azulejos del Teide con las rocas volcánicas. Aquí, además, hemos probado espectómetros que van a volar a Marte en la misión de ExoMars y, la semana que viene se va a hacer una prueba de un "rover" aquí en Las Cañadas en el proyecto LUCID en relación con la Luna, en el que también colaboro. Yo creo que Tenerife y Lanzarote cubren distintos aspectos y son como las piezas de un puzle en el que algunos aspectos son importantes para una cosa y otros para otra. Ahora mismo en Lanzarote estamos trabajando en los tubos de lava?

Sobre eso también le quería preguntar porque, ¿qué parecido tienen los tubos volcánicos con Marte o la Luna?

Bueno, en la Luna y en Marte se han encontrado tubos de lava. Los tubos de lava son interesantes por muchos aspectos, pero dos de ellos son muy importantes y ambos están relacionados con la habitabilidad planetaria. Las condiciones superficiales de la Luna y de Marte son muy hostiles contra la vida porque no tienen capa de ozono ni atmósfera. Es decir, cualquier microorganismo o compuesto orgánico puede haber subido a la superficie y haber sido destruido por la radiación cósmica. Sin embargo, en un tubo de lava vamos a tener un ambiente especial en el que cualquier organismo o microorganismo va a estar protegido. Por eso, desde ese punto de vista, de la búsqueda de vida es muy interesante.

Colabora con la ESA, con la NASA, ¿cree que España necesita una agencia espacial propia?

Hay países que están desarrollando una agencia espacial por sí mismas. Si las cosas se hicieran realmente bien y se potenciara la inversión en ciencias del espacio en España a la Agencia Espacial Europea, no sería necesario tener una agencia espacial estatal, ni que todos los países tuvieran una. Lo que sí que creo es que tenemos que invertir mucho más en ciencia y tecnología, ciencias del espacio por supuesto, incrementar la inversión. Creo que cualquier instrumento que sirva para fomentar la ciencia se debería llevar a cabo. Sobre todo para los jóvenes científicos españoles, porque es terrible lo que ha pasado con ellos.

¿Han notado entonces la fuga de cerebros en los investigadores más jóvenes?

Yo creo que sí. La situación es bastante complicada, sobre todo con la crisis que hemos tenido, aunque parece que ya se va notando la recuperación. Ha habido casi como un exilio de los jóvenes científicos en otros países, que además después han tenido muchos problemas en poder regresar a su país. Y es que veces se gasta más en política que en ciencia para temas que, desde luego, son menos importantes.

Tectónica de placas

En la Tierra, nuestra tectónica de placas consigue que las huellas de los impactos de meteoritos desaparezcan, sin embargo, esto no ocurre igual ni en la Luna ni en Marte. La Luna no tiene tectónica de placas, no se mueve, y por ello, se pueden ver perfectamente todos los impactos que ha sufrido. Marte, por su parte, tiene dos placas. No obstante, la actividad geológica es muy pequeña.

El hombre contra el robot

La tecnología evoluciona cada vez más rápido. Gracias a ello, ahora un robot puede recoger muestras en Marte y ayudarnos a conocer más sobre el planeta rojo. Sin embargo, Martínez Frías es un fehaciente defensor de que "la capacidad que tiene un ser humano de interpretar lo que ve tiene un efecto multiplicador sobre lo que pueda hacer un robot".

Terraformar Marte

Uno de los debates éticos más importantes de las últimas décadas es que, sí llegamos a Marte, deberíamos terraformarla. En todo caso, Martínez Frías considera que la terraformación "tendría que ser un proceso continuo para que fuera estable y creo que eso es complicado".