El estrés es a menudo considerado como algo necesario en la vida de una persona. Si estamos estresados, parece que también estamos más activos. Nada más lejos de la realidad, pues lo que conseguimos con esa tensión constante es crear un problema crónico que puede degenerar en otras enfermedades como la depresión, ansiedad o, incluso, en cáncer.

"Pensamos que es lógico sentir estrés", explica Pedro del Castillo, director médico de la empresa El Valor de tu Salud y miembro del Servicio de Medicina Interna del Hospital Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria, "pero no es una realidad, no todo en la vida es estrés".

Esta sensación es provocada por un estímulo que llega hasta el cerebro, concretamente al hipotálamo, el órgano que segrega una sustancia llamada glucocorticoides o, básicamente, cortisol. Esta sustancia intenta bajar la inflamación que ha generado el estrés. Se podría decir que este es el proceso por el que pasa el cuerpo cuando nos enfrentamos a la caída de una montaña rusa, los momentos previos a casarnos o cuando tenemos que frenar bruscamente en la carretera debido a que un peatón está cruzando y no lo has visto. Esta forma de estrés agudo llega a ser hasta "positivo", según remarca Del Castillo.

Sin embargo, cuando este proceso metabólico ocurre de forma constante, la cosa cambia. El cuerpo reacciona constantemente a la inflamación que provoca el estrés y reacciona enviando cortisol a todo el organismo. "El cortisol elevado frena la inmunidad, por tanto, hay un riesgo mayor a que desencadenen reacciones autoinmunes, como una dermatitis o una tiroiditis e, incluso, un proceso tumoral", insistió el médico. "Entre todos los factores que existen para que se forme un cáncer, el estrés es uno que ayuda de manera importante a su progreso", insistió.

Además, el estrés también se manifiesta en la salud mental, provocando depresión o ansiedad, y altera procesos internos como la frecuencia cardiaca y la arterial. Todo esto, genera un efecto multiplicador para las situaciones negativas. "Si fumas, lo harás más, y si comes mal, lo harás aún peor", explica Del Castillo. Haciendo especial hincapié en las sustancias tóxicas, Del Castillo insiste en que "necesitamos vivir a un ritmo y tenemos que aprender a modular lo que nos ocurre y las drogas no ayudan a paliar eso".

En nuestra sociedad, además, no estamos preparados para tratar ese problema fuera del ámbito sanitario. En esta línea, otros países como Alemania o Estados Unidos, cuentan con centros "wellness" que lo que pretenden es crear una situación de bienestar en la persona. En Estados Unidos, además, las empresas conocen muy bien cómo sacar el mejor rendimiento de sus trabajadores. Para ello, habilitan zonas especiales para que se echen una siesta de unos 20 minutos al día. "Han comprobado que así consiguen un rendimiento superior al 30%", explica Pedro del Castillo. Por tanto, lo que están haciendo es "invertir en bajar el estrés para mejorar el ritmo de trabajo".

Cada paciente es distinto, y requiere un tratamiento personalizado. "A algunos les recomendamos terapias de relajación, a otros normas de alimentación y, como último recurso, recurrimos a los fármacos", subraya. No obstante, lo más importante, según este médico es "poner un poco de orden a tu vida".