El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha absuelto a Miriam C., viuda del boxeador Roberto Larralde, de la condena de 17 años y medio de cárcel que pesaba sobre ella como inductora del asesinato de su marido junto a su amante, el empresario maderero Julio C.

El alto tribunal también absuelve a otro de los condenados en este proceso, el detective privado Froilán Á., condenado una pena de 15 años como cómplice en el asesinato al entender el jurado popular que había prestado sus conpcimientos para tratar de borrar pruebas.

Por el contrario, la Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL ha desestimado íntegramente el recurso de apelación presentado por el acusado Julio L., amante de la viuda de la víctima e inductor del crimen y confirma la condena de 18 años de cárcel que le impuso la Audiencia de León.

Igualmente ha rechazado los recursos de los otros dos condenados en este proceso, Antonio G., que vendió la arma homicida, y Adrián M., quien se la entregó previamente al anterior para saldar una deuda.

Ambos había sido condenados a un año de prisión por un delito de tenencia ilícita de armas.

En este proceso también había sido condenado a 21 años José Ramón V., autor material del disparo que acabó con la vida de Larralde, aunque este acusado falleció hace unos meses cuando cumplía condena en la cárcel de Texeiro (A Coruña).

La vista para defender los recursos presentados por los condenados por este caso se celebró el pasado 21 de septiembre y durante la misma la acusación pidió que se agravaran las penas y las defensas, la libre absolución.

Según el veredicto del jurado popular y la sentencia de la Audiencia provincial de León, la viuda Miriam C., condenada a 17 años y medio de cárcel y ahora absuelta, ideó junto a su amante, Julio C., condenado a 18 años, el asesinato de Larralde, que encargaron a José Ramón V., condenado a 21 años de prisión y que falleció cuando cumplía condena en la cárcel de Texeiro (A Coruña).

La acusación pidió que se elevarán las condenas hasta los 20 años de cárcel para los principales condenados por el asesinato, mientras las defensas reclamaron la libre absolución por fallos en la investigación y en el procedimiento, sobre todo en el veredicto del jurado popular y la sentencia, que supondrían vulneración de derechos fundamentales.

La letrada defensora de Julio L. insistió en que no se explicó la razón por la que se descartó la primera hipótesis de la Policía Nacional, que fue la desaparición del boxeador por un ajuste de cuentas, en un ambiente marcado por la delincuencia.

El abogado de la viuda de la víctima y amante de Julio López, insistió en que la mujer no tenía por qué saber lo que iba a ocurrir y denunció que fue condenada por un único testimonio "dudoso" de una supuesta amiga que se contradijo en varias ocasiones.

Por su parte, la acusación particular reclamó la ampliación de las condenas, especialmente para la viuda de Larralde, para la que pidió que se aplicase la agravante de parentesco.

También para el detective condenado por ayudar a los condenados por asesinato a ocultar las pruebas, para el que reclamó que la condena de quince años se elevase hasta los veinte.

El alto tribunal considera que en el caso de Miriam C. se vulneró la presunción de inocencia y que "carece de toda base razonable" la condena que se le impuso.

En el caso del detective privado entiende que, aunque es posible que supiese lo que se estaba tramando, las pruebas tenidas en cuenta por el jurado no permiten sostener que participó en el crimen en ningún grado.

El asesinato se cometió poco antes de las once de la noche del 13 septiembre de 2014 en un paraje de Santa Olaja de Rivera muy próximo a León, al que la víctima fue conducido mediante engaños, ya que José Ramón V. le indicó que se iban a reunir con unas personas para tratar sobre un alijo de droga.

Tras recibir un disparo en la cabeza, fue golpeado con saña para simular un ajuste de cuentas y posteriormente fue enterrado, si bien su cadáver no pudo ser localizado hasta el 19 de ese mismo mes, cuando ya se había activado un amplio dispositivo de búsqueda.

Albañil de profesión, Larralde era miembro de una conocida familia de mercheros asentada en León.

Larralde, que contaba 37 años cuando fue asesinado, acababa de regresar al ring tras un paréntesis en su carrera y tenía previsto probar suerte en la categoría de los pesos pesados.