La división entre los propios vecinos, los prejuicios y las desconfianzas se impusieron ayer en el debate sobre el nuevo PGO en Valle de Guerra que el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, planteó a todas las personas que quisieron conocer los primeros trazos de un documento con correcciones sustanciales con respecto al plan que se aprobó de manera inicial en 2014.

No fue por las buenas intenciones mostradas por el regidor y la edil de Urbanismo, Candelaria Díaz, sino porque a pesar de las nuevas ideas planteadas a los vecinos sobre su territorio, ayer quedó patente la imposibilidad de alcanzar un consenso en este enclave.

Los asuntos están enquistados y, a la espera de los detalles específicos, existe una gran predisposición entre los vecinos, las plataformas contra el plan general y asociaciones para que el documento no prospere debido a la desconfianza que existe en torno esas formas de ver el pueblo y su crecimiento futuro que se plantea hasta 2029.

El centro ciudadano de Valle de Guerra fue el primero en acoger las denominadas estratégicamente "asambleas", una reunión en donde el alcalde realizó una exposición con las ideas generales y corregidas integradas en un documento muy distinto al que se aprobó de manera inicial en 2014 y que suscitó una gran polémica.

En su alocución, José Alberto Díaz dio la razón a los colectivos que denunciaron que el crecimiento poblacional en el pueblo era desproporcionado; apuntó la necesidad de corregir viarios (la circunvalación, por ejemplo); hacer agrupaciones de crecimiento poblacional en las zonas del centro; y corregir el catálogo de edificaciones no amparadas por el PGO en base a la Ley del Suelo para legalizar los radios de actuación; entre otras cuestiones de mucha importancia.

Ahí entraron, por ejemplo, la disminución del suelo urbano no consolidado y consolidado o la reducción del suelo urbanizable. Todo con los primeros números que los técnicos han incluido en el esbozo del nuevo Plan General como base para su desarrollo.

Enfrente, los "asamblearios" de los diferentes movimientos ciudadanos presentes que plantearon cuestiones nada nuevas, como limitar a más construcciones e infraestructuras y un aprovechamiento del territorio más sostenible. El objetivo, dijeron, cuidar el espíritu de un Valle de Guerra en clave rural pero evolucionado, aunque en alguna que otra ocasión las contradicciones entre ideas y mensajes no dejaban claro qué tipo de pueblo quieren los vecinos.

Las discusiones entre representantes de plataformas, asociaciones y particulares dejaron claras que no será nada fácil que el ayuntamiento contente a todos. Anoche se evidenció la división y la tensión entre vecinos en base a la defensa de sus ideas e intereses sobre una visión particular y nada general, según se entienda por barrios.