Juan Botas Ghirlanda (Santa Cruz, 1882-La Laguna 1917) pintaba por amor al arte y con mucha pasión, actitud manifiesta en las pinturas que se exhiben en el instituto Cabrera Pinto de La Laguna, hasta el 29 de octubre.

Esta muestra, organizada en conmemoración del centenario de su muerte, motivo por el que se le ha dedicado también el último número de la Biblioteca de Artistas Canarias (BAC), está comisariada por la historiadora del arte Pilar Carreño, autora también del citado tomo. Son cincuenta y nueve obras que proponen un recorrido por las diversas etapas creativas del autor en las que dominó el paisaje, casi siempre exento de la presencia humana, y si estaba era de forma muy esbozada. Los soportes de su obra fueron papel, cartón, madera y lienzo.

La planta baja del Cabrera Pinto acoge la obra más interesante del pintor chicharrero, la más madura, cuando ya absorbió todas las enseñanzas acumuladas desde que recibió los primeros consejos de su tío Virgilio Ghirlanda, de Filiberto Lallier, de Eliseo Meifrén, de Teodomiro Robayna y todo lo que aprendió en Roma, París y Madrid, ciudades que plasmó en algunos de sus óleos, entre otros paisajes de Venecia, Capri, Nápoles, Versalles, El Pardo o Aranjuez, entre muchos otros.

La planta alta está centrada en la obra que realizó en Canarias, cuando copiaba a Valentín Sanz y pintaba paisajes de la vega lagunera, el "Barranco del Drago", "El Barranco de Gracia", diversos rincones de la capital tinerfeña hoy desaparecidos, como el cuadro titulado "Embarcadero del castillo de San Cristóbal" (1900), o transformado como "Almacenes de carbón en Valleseco. Santa Cruz de Tenerife (1900)", o la titulada "Guayonje" (1902).

"Era un pintor de verdad, no de poses, pintaba porque era su vocación, a pesar de que estudió derecho en su juventud", defendió Pilar Carreño. "Es un artista, sobre todo, moderno, que conoce el impresionismo y aplica esa manera de pintar, pequeñas pinceladas concatenadas; en otras es más simbolista. Es un pintor a caballo entre dos siglos, pero que tiene una fuerza personal muy importante".

También aclaró que "no es impresionista al cien por cien. Tampoco postimpresionista. Es un poco de todo. Bebe de las fuentes y después tiene su propio lenguaje. No tiene un estilo definido, es una mezcla, pero es un lenguaje moderno".

Con respecto a su paleta de colores apreció que "el azul le encanta, tiene muchos azules. Tiene una gama muy grande, controla mucho el color. Se atreve con amarillos, ocres, rojos. A veces da una capa y sobre esa pintaba muchas capas más (...)".

La exposición también cuenta con unas vitrinas con documentos, fotos, caricaturas y catálogos relativos al artista tinerfeño, que tiene una calle dedicada en Las Palmas, pero no en su ciudad natal.

Caricaturista y articulista

Botas Ghirlanda también desarrolló su faceta como caricaturista y como articulista, además de haber realizado algunos retratos, acuarelas y dibujos. Publicó sus artículos de opinión en el periódico "La Prensa", de Leoncio Rodríguez, sobre temas en los que volcaba su peculiar ironía. "Se movió con la intelectualidad de la época, con poetas como Hernández Amador o Manuel Verdugo. También hizo bastantes caricaturas de la sociedad tinerfeña", señaló Carreño, de personajes como Nicolás Estévanez, Ramón Gil, Juan Rodríguez Moure o Leoncio Rodríguez.

Obra en las islas

Pilar Trujillo ha realizado una ardua labor de investigación para intentar reconstruir la biografía de este artista, del que ha llegado a contabilizar y contrastar ciento treinta y nueve obras, aunque es consciente de que existen algunas más. La etapa más desconocida es la que vivió en Madrid. Las pinturas reunidas en La Laguna, gran parte de ellas de pequeño formato, pertenecen a colecciones de Tenerife y de Gran Canaria, en concreto al Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz, al Ayuntamiento de La Laguna, al Ayuntamiento de Las Palmas, al Cabildo de Gran Canaria, además de a la galería Artizar de La Laguna, entre otros propietarios particulares.