El P. Míguez nació en 1831, en Xamírez, Galicia, estudiando Latín y Humanidades en Orense, ingresando en el noviciado de las Escuelas Pías de San Fernando, en Madrid, tomando el hábito en 1850. Años después se inicia una época trágica con Espartero, con cierre de seminarios.

Toda una vida dedicada a la educación, iniciada en Cuba, y seguida en múltiples destinos en España, destacando especialmente como profesor de Ciencias Naturales y por sus dotes científicas. Inicia sus experimentos con la flora de Cuba, seguida de sus estudios en Sanlúcar de Barrameda, sobre las propiedades curativas de las aguas de los manantiales de la ciudad. Daría lugar al "Laboratorio Míguez", expresión de su preocupación por el que sufre en el cuerpo, el amor a la ciencia y la convicción que tiene que Dios ha puesto en la naturaleza los medios suficientes para curar la enfermedad, y precisamente en las plantas.

Descubrirá la relevancia de las esposas y madres del mañana, poniendo de manifiesto la importancia de la promoción humana y cristiana de la mujer, y lanzando la idea de la igualdad educativa de la mujer. Tras el proyecto de la "Escuela de Amigas", da lugar con el reconocimiento del obispo de Sevilla, en 1855, a la creación de las religiosas escolapias. Redactará en Getafe las reglas y constituciones de la nueva congregación. Entre otras, se habla de "formar el corazón e ilustrar la inteligencia del bello sexo para hacerlo culto y civilizado según el espíritu de Jesucristo, a fin de que sea un día el alma de la familia y la salvación de la sociedad".

Falleció en Getafe en 1925. Beatificado por Juan Pablo II en 1998, y canonizado en la plaza de San Pedro de Roma, el pasado día 15 de octubre de 2017. En la misa, el Papa Francisco anunciaba con sorpresa la convocatoria de un sínodo de obispos de la Amazonia, "pulmón de capital importancia para nuestro planeta", para 2019, lo que agradaría al santo Míguez. Día grande para la Escuela Pía, de la que soy antiguo alumno de Zaragoza y Daroca, con el honor de la Carta de Hermandad.

*Académico