A las nueve de la mañana del 27 de octubre de 2016 partieron de sus casas en Bajo la Cuesta con el compromiso de volver en tres meses. Había que estabilizar el talud ante el riesgo de desprendimiento que habían detectado varios informes. Pero hoy suman 361 días de éxodo. U nos, alojados en casas de familiares, otros de alquiler y unos cuantos en las tiendas de campaña que forman el campamento que crearon a la vera de la central eléctrica, en la frontera con su barrio, con su hogar.

Lo que importa, transcurrido casi un año, es cuándo volverán a sus hogares. "En julio se nos dijo que entre septiembre y octubre retornaría una quincena de vecinos, pero a día de hoy (por ayer) no sabemos nada más". Nada es la palabra que más pronuncia Mary Quijada, la presidenta de la Asociación de Vecinos Bajo la Cuesta Risco las Tablas. "Sí, nada de nada porque todo sigue igual y porque realmente no hay nada nuevo".

Sí hay algo, apunta inmediatamente para aludir a que "Endesa está trabajando a todo ritmo en la parte del talud que es de su propiedad. Incluso lo hicieron el 12 de octubre. Están terminando hasta la zona de dominio público que forma parte de su tramo". Esa es la clave para el retorno de los primeros vecinos a Bajo la Cuesta.

El viernes se cumplirá el primer aniversario. A las cinco y media de la tarde volverán a protestar y a demandar la solución definitiva. Lo harán con una cacerolada autorizada que recorrerá, en ambos sentidos, el trazado que discurre desde el Ayuntamiento de Candelaria hasta la Basílica por la calle Obispo Pérez Cáceres. "Será como volver un año atrás, cuando hacíamos el mismo recorrido pero pidiendo que no nos desalojaran".

Son conscientes de que "algo se cuece" y de que la posibilidad para algunos de los vecinos está próxima. Pero, ¿qué pasará con el resto? "Nos falta la parte más grande del talud, que es la que tiene a Dani Ran por dueño. Ahí no se ha hecho nada de nada. No hay proyecto, no hay solicitado permiso para que la Dirección General de la Sostenibilidad y el Mar autorice la obra en la zona de dominio público, cuesta 1.400.000 euros y ese dinero no está... Queda mucho que luchar todavía".

Mary Quijada se muestra decepcionada con los últimos acontecimientos. "Cuando nos reunimos a mitad de julio con el ayuntamiento quedamos en crear una comisión para acudir todos junto, con una voz única, a las administraciones supramunicipales para gestionar, pero no hemos vuelto a saber nada de nada".

El cambio de junta directiva en la Asociación de Vecinos Bajo la Cuesta Risco las Tablas se produjo el pasado agosto. Antonio Oliva dejó la presidencia después de "años muy duros" de trabajo en defensa de los intereses de los vecinos con la "unidad" entre ellos como premisa. Mary Quijada comunicó formalmente al gobierno municipal tal circunstancia el 10 de septiembre. "Pues no se dan por enterados ni por notificados de ese cambio. No se han puesto en contacto conmigo para nada, a pesar de que tienen conocimiento de los nuevos canales de comunicación".

En la "frontera" con Bajo la Cuesta, el campamento de vecinos vive su día a día "viendo como se deterioran las zonas verdes, como nuestras casas llevan un año cerradas, como pasa el tiempo y como ahora parece que tienen ganas de trabajar y de terminar la obra. ¿Hasta cuándo aquí? Hasta que retorne el último".