De su año y medio en la Consejería de Sanidad, y aparte de las medidas contra las listas de espera que CC concibe de forma bien distinta, Jesús Morera resalta, sobre todo, la elaboración de un nuevo plan de salud que sustituyera al último elaborado, que databa de 2008 y que expiraba en 2014. El nuevo programa se aprobó el 21 de julio de 2016 por unanimidad, entró en vigor en septiembre de ese año y requería uno intermedio 2016-2017 para que, desde 2018, se contase con uno nuevo para 4 ejercicios. Sin embargo, los socialistas consideran que el ritmo aplicado por el nuevo consejero, José Manuel Baltar, a este proyecto clave no es el adecuado y temen que llegue 2018 con demasiadas tareas por hacer y comience a incumplirse lo aprobado hace ya más de un año.

La preocupación del PSOE la expresó en el último pleno el diputado Marcos Hernández. Según subrayó, Baltar lleva casi un año en su puesto y, en su opinión, no ha impulsado el nuevo plan de salud como debía. Por eso, le instó a acelerar el proceso y a no perjudicar esta herencia positiva.

Por supuesto, el consejero no comparte esa preocupación y remarca que el paso del plan 2008-2014 al transitorio 2016-17 incluía cambios en la metodología de evaluación con medidas que sí tienen calendario hasta elaborar el de 2018-2022 y que ponen más el foco en la estrategia que en la normativa.

Así, anunció que, a finales de este mes, se efectuará la evaluación preliminar introducida como novedad ante el equipo técnico asesor, que habrá luego una jornada de trabajo específica para el sector implicado en la definición del nuevo plan, una presentación ante los consejos de salud antes de final de año y, a principios de 2018, la evaluación definitiva de un programa que irá paralelo al plan de salud mental, la estrategia sobre crónicos y el plan de cuidados paliativos, "que es lo que le da contenido al plan de salud".

Un programa clave para la organización y eficiencia del SCS

Tal y como remarca Hernández, los planes de salud son la herramienta fundamental para la organización y la búsqueda de la máxima eficiencia de los organismos que se ocupan de la asistencia sanitaria, especialmente del Servicio Canario de Salud. Así lo regula la ley isleña y así se echó de menos al no renovarse el plan 2008-2014, que, además, incluía dos años más que el periodo previsto para el nuevo. Esto hizo que, durante 2015 y parte de 2016, se careciera de este instrumento, lo que fue una de las principales críticas a la consejería junto a las listas de espera. Por eso, Morera se tomó como dos de sus grandes retos ambas cuestiones y vivió uno de sus mejores momentos en la consejería cuando, en julio de 2016, se aprobó el plan transitorio con vistas al de 2018-22. Para ello, se multiplicaron las reuniones con el personal del SCS, con otras administraciones, colegios profesionales, sindicatos o universidades para un proyecto enriquecido también por las propuestas de ciudadanos y grupos parlamentarios. Un plan que, ahora, el PSOE teme que incumpla sus plazos y se reediten problemas ya vividos.