Es lo que se desea ante los acontecimientos de este mes en Cataluña. Hace muchos años existió una revista de humor muy original que se llamaba "La Codorniz", en la que había una viñeta donde dos personas hablaban paja y que titulaban "Diálogo de Besugos". Eso es lo que nos espera con las supuestas conversaciones que van a tener que mantener los independentistas con el gobierno nacional. Será algo parecido a jugar al frontón: le darán a la pelota, pero la pared la devolverá sin respuestas.

Haber vivido ya muchos años te da otra perspectiva del futuro, pero sobre todo te hace recordar acontecimientos que parece que vuelven a estar vigentes. Es posible que por la inmediatez de los sucesos se olviden rápidamente, pero las afirmaciones y manifestaciones quedan para los anales de la historia. De mis años laborales y empresariales, con infinidad de visitas a Cataluña, no puedo omitir lo que me encontraba en cada viaje: una preciosa región rica y próspera, con zonas agrarias maravillosas y una costa privilegiada. El vituperado Franco les proporcionó la mejor maquinaria para el crecimiento de su industria, además de premiar la llegada de mano de obra procedente de Andalucía, Extremadura o Murcia, con lo que consiguieron un avance y prosperidad fulminantes. Evidentemente fueron emprendedores y alcanzaron un mayor crecimiento respecto a otras zonas, pero siempre anidaron creencias de una enorme superioridad que empezó con la imposición de su lengua y el adoctrinamiento de hacer creer al resto que por eso eran diferentes. Es ahí donde radica la principal deslealtad a todo lo español, la mala educación de hablar en catalán y dejar de lado a un contertulio, salvo que hubiera un negocio de por medio. Entonces se volvían más amables porque ¡la pela es la pela!

Muchos de mis amigos y conocidos de esa comunidad, mayoritariamente empresarios, viajantes, vendedores?, todos con largo recorrido por el país, ni imaginan ni entienden esta idea de independencia actual. Con la Constitución en la mano les han proporcionado la mayor autonomía que se les puede otorgar, y se les ha beneficiado por encima de otras comunidades. Los Juegos Olímpicos facilitaron un progreso urbanístico, comercial y turístico que no hubieran alcanzado tan pronto, y la ingente cantidad de dinero gastado en autopistas o promoción internacional salió de los impuestos que han pagado todos los españoles. ¿Por qué esta deriva separatista entonces? Adoctrinamiento.

Desde la entrada de la democracia, los diferentes gobiernos nacionales, primero el de Suárez y posteriormente los del PSOE y el PP, han consentido que cosas tan sensibles como quemar la bandera española, silbar al Rey o pitar el himno puedan hacerse porque hay libertad de expresión, pues esa ha sido la antesala para después cambiar los libros de texto y falsear la historia, obligar a rotular en catalán y omitir el castellano, que la bandera no ondee en muchos ayuntamientos. Llevan casi cuarenta años gestionando cada vez más competencias, por lo que han tenido carta blanca adoctrinando en el odio a España y a todos los españoles y permitiendo que ahora haya enfrentamientos entre hermanos. Mientras, Europa también ha consentido que aumenten las diferencias entre ricos y pobres, y que accedan a la política un gran número de personas incapacitadas, antisistema, nacionalistas, violentos de derechas e izquierda?, con los que es materialmente imposible la gobernabilidad.

¿Y ahora qué? Pues terminando de escribir este comentario sigue el período de espera, Puigdemont declara pero suspende la independencia, y Rajoy aplica el artículo 155, con el que les suspendería la autonomía. Veo como única solución poner el ejército en la calle, acción que no tiene por qué asustar; mis hijas acaban de llegar de un viaje a Nápoles y allí están en las calles principales con fusil en mano y con vehículos blindados, y que cada mañana suena el himno nacional en la plaza principal y no pasa nada.

Diálogo: ¿sobre qué, más competencias? Sánchez pide reformar la Constitución para el encaje de Cataluña, Iglesias se queja por haber metido en la cárcel a los cabecillas de la sedición, así que España se ha convertido en un batiburrillo inexplicable, en el que hay poco margen de maniobra con tanta minoría en el Parlamento. ¿Qué queda?

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