El Juzgado de Primera Instancia número 2 de Arona continuará en las próximas semanas la toma de declaración a diferentes testigos vinculados con el asesinato de Urbana Ramos Plasencia, la vecina del barrio de Fonsalía, en el municipio de Guía de Isora, que recibió numerosas puñaladas en su coche el 9 de noviembre del año 2001.

En esta ocasión, la jueza que lleva el asunto ha citado a declarar a vecinos, familiares de la víctima y del marido de esta, así como a compañeros de trabajo de la mujer.

Entre otras personas, para finales del presente mes se prevé que acuda al citado órgano judicial un vecino de la fallecida, que supuestamente fue la última persona que la vio con vida, cuando Urbana salió de su casa en dirección a su puesto de trabajo, en la cafetería de una estación de servicio situada entre Callao Salvaje y Marazul, en el término municipal de Adeje.

Minutos después ocurrió la muerte violenta de la mujer, tras ser atacada con un arma blanca y con un objeto contundente. Una de las hipótesis es que Urbana permitió que alguien subiera en su vehículo, un Renault Mégane, que después la agredió mortalmente.

También está previsto que para finales del presente mes presten declaración el jefe de la fallecida en la gasolinera, así como dos compañeros de trabajo, según ha trascendido.

Para los primeros días de noviembre han sido citados un hermano de la mujer asesinada, un cuñado de esta y otro vecino más del pequeño barrio de Fonsalía, situado muy próximo a Playa San Juan.

Casi 16 años después, los dos hijos de Urbana buscan respuestas a un crimen terrible y que sigue sin ser esclarecido. El caso ha pasado por numerosas vicisitudes en todo este tiempo. En enero del presente año, el citado órgano judicial decidió reabrir el expediente, tras las gestiones del criminólogo Félix Ríos.

En mayo, se solicitó al marido de la víctima que aportara muestras de ADN para cotejarlas con las halladas en el dedo de un guante que apareció en el interior del vehículo durante la inspección ocular realizada en su día por agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil con base en Las Américas.

Y cabe recordar que el pasado 19 de julio acudió a declarar ante el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Arona el marido de Urbana, que siempre ha defendido su inocencia en este asunto. El día de la muerte estaba previsto que la fallecida y su esposo acudieran a firmar la separación legal del matrimonio. Pero ese trámite no llegó a producirse.

En la misma jornada que el viudo de la víctima, dos guardias civiles que participaron en la investigación del asesinato explicaron ante la jueza que, a finales del 2001, estudiaron todas las alternativas y que llegaron a plantearse seriamente la opción de un crimen pasional, debido al ensañamiento que hubo con la víctima, ya que recibió 18 puñaladas. Pero nunca se pudo demostrar que el marido fuera el autor.