Son un conjunto de calladas inspirados en las rocas pulidas que se encuentran a la orilla de las playas, que han sido puestas de pie y transformadas de tal forma que se les ha dotado de huecos y escaleras que comunican su vacío interno con el externo. Estos elementos de la naturaleza son el referente principal de la colección "El vacío. 1999-2017", que el artista y arquitecto técnico tinerfeño Antonio Díaz Pérez (Santa Cruz de Tenerife, 1947) presenta en la sala L del Centro de Arte La Recova de Santa Cruz hasta el próximo 31 de octubre.

La muestra, integrada por cincuenta y cuatro obras de pequeño y mediano formato, refleja el concepto del vacío que el artista acarició hace ya más de dos décadas como pretexto para crear a través de los callaos descontextualizados

El resultado son evocaciones de piedras pulidas que han sido fabricadas con materiales como gres y óxidos metálicos, bronce patinado y la combinación de gres y acero corten. La mayoría de las piezas están apoyadas sobre unas peanas de hierro de forma que acrecientan la sensación de vacío de las mismas ante el espacio circundante.

"Realmente el origen de todo esto empieza cuando tomo como referente los callaos de las playas. Es mi punto de partida y, a partir de ahí, empiezo a trabajar con ello y en un momento dado me doy cuenta de que lo que estoy es creando en torno a lo que es el espacio o vacío infinito dentro de los callaos. Al mismo tiempo, todas mis piezas llevan una serie de ventanas cuya finalidad es conectar del alguna manera el vacío interior de la pieza con el vacío infinito, externo".

Estas peculiares "reproducciones" o imitaciones de la naturaleza de su entorno buscan, a la vez, un equilibrio estético partiendo de la verticalidad, erigiéndolas para que sean más notables y visibles, de forma que se aprecie mejor su presencia, pero siempre jugando con el concepto del vacío.

"El vacío es la ausencia de la nada, pero gracias al vacío podemos crear. Si creo una forma la creo porque no existe. El vacío contiene absolutamente todas las formas", matizó el autor tinerfeño.

Este profesor de Técnicas de Expresión Gráfica y catedrático de Dibujo de Enseñanza Secundaria propone una escultura "que rodea el espacio y viceversa y , por lo tanto, no es hermética. El interior se comunica con el exterior y al contrario. La obra la crea el propio espacio", señala la crítica.

Antonio Díaz, que de alguna forma reconoce la influencia en su obra del escultor grancanario Tony Gallardo y sus callaos pulimentados, admite la libertad del espectador para interpretar la obra que expone en La Recova, pero niega que él haya pretendido sugerir que sus piedras huecas sean posibles espacios habitables.

"Utilizo las escaleras para acentuar más el vacío. Al no haber nada, si utilizo una escalera por la que nadie sube ni baja creo más una sensación, una fuerza de vacío interno y externo".