Con la conferencia titulada "Los años venezolanos de María Rosa Alonso", que este jueves pronunciaba Francisco Javier Pérez, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) y miembro de Instituto de Estudios Canarios (IECan), se abría el curso 2017-2018 de la entidad que tiene su sede en la lagunera Casa Ossuna.

Francisco Javier Pérez es, asimismo, el autor del estudio preliminar y las notas de la segunda edición de "Residente en Venezuela", obra de María Rosa Alonso que relata sus años en el país americano y que, reeditada por el IECan en colaboración con la Universidad de La Laguna, se presentó la semana pasada dentro de los actos del Campus América. El estudioso, con cierto espíritu crítico, echó de menos que esta obra no se hubiera incluido en la muestra que sobre el centenario del nacimiento de la ilustre escritora se celebró en el año 2009.

Y es que su estancia en el país americano representa, sin duda, una etapa fundamental en la vida de esta isleña, una de las impulsoras de la creación del Instituto de Estudios Canarios, en 1932.

En el prólogo de "Residente en Venezuela" figura esta reflexión de la escritora: "Este libro está hecho de las visiones mías al llegar a la tierra; de mi manera de entender ciertos temas literarios y culturales del país y de mi preocupación por destacadas figuras del pasado venezolano".

La joven María Rosa Alonso arriba a la llamada Octava Isla huyendo del franquismo y desde 1953 a 1968 se compromete a conocer el país en su historia, su cultura y su lengua, "haciendo que la nostalgia no se presente para aguarle la fiesta", subrayó Pérez.

Ha dejado atrás una España maltrecha y sin libertad, para ganar una Venezuela libre y promisoria, que despertaba a la democracia tras el oprobioso régimen del dictador Marcos Pérez Jiménez.

Tan excepcional residente destacará el carácter hospitalario del país americano y ya desde su arribada sostiene un rasgo de sincera humildad: "Llegó en silencio, con los ojos abiertos y dispuesta a trabajar a aprender y a esperar", parafraseó Francisco Javier Pérez, quien sentenciaba: "Llega el momento de que aprendamos de ella".

La estudiosa que desembarca en Caracas ya había transitado por las aulas de ilustres como José Ortega y Gasset, Ángel Valbuena Prat, José Gaos, Xabier Subiri, Pedro Salinas y Américo Castro, y también se traía en la maleta la amistad de su maestro de latín, Agustín Millares Carlo.

Transcurridos dos años de su estancia, en 1955, recibe la luctuosa noticia del fallecimiento de su maestro principal, Ortega y Gasset, al que veneraba. Como destacó el conferenciante, "el vitalismo orteguiano tendrá en la María Rosa Alonso que vive en Venezuela una realización muy auténtica".

Y así, cautivada por la lengua de Venezuela, en 1965 publicará "Apuntes de ortografía"; en 1966, "Apuntes para la conjugación española" y, un año después, su investigación lingüística venezolana más reconocida: "Sobre el español que se escribe en Venezuela".

Como saldo de su periodo venezolano, el grueso de sus acercamientos críticos y sus análisis literarios los reunirá en "una joya de la bibliografía intelectual del exilio español en nuestro país", concluía Pérez,.

"Residente en Venezuela", que el estudioso no dudó en calificar como "un libro conquistado por la literatura", agrupa un puñado de "preciosos ensayos" referidos a personalidades como Humboldt, Codazzi, Cecilio Acosta, Gil Fortoul, Alvarado, Ramos Sucre y Andrés Eloy Blanco, junto a temas relativos a la inmigración, visiones de la naturaleza, sonidos del idioma y problemas nacionales.

Durante sus largas horas de estudio en la Biblioteca Nacional de Caracas, y mientras repasaba en las hemerotecas la prensa venezolana, María Rosa Alonso descubría a "viejos amigos que me han saludado al pasar las páginas de los periódicos", decía.

Su actitud creativa estuvo, además, acompañada por un generoso desempeño docente. "Desde colegios privados de enseñanza media en Caracas, hasta la Universidad de los Andes, en Mérida, donde desde 1958 y hasta su jubilación en 1967 ofició como profesora titular en la Facultad de Humanidades y Educación", reseña Pérez.

Y, paralelamente a este magisterio, la intelectual isleña se implicó en aventuras editoriales, ocupándose de la revista "Humanidades", la "Revista Baraltiana" y "Recensiones".

Andrés Bello se convertirá "en su más duradera vocación" y su impronta estará siempre viva en la canaria, que lo califica como "la cabeza filológica más ilustre de habla castellana en su tiempo".

"Residente en Venezuela" es un "libro conquistado por la literatura", sostiene Pérez. Y es así porque María Rosa Alonso, desde su llegada a Venezuela, acometió "una conquista de la comprensión del país por la literatura misma".

Cuando arriba, como parte de una oleada más de tantos canarios en busca de un futuro mejor, la escritora cuenta 44 años y trae un aquilatado equipaje literario, desde la crítica en "En Tenerife, una poetisa: Victorina Bridoux y Mazzini (1835-1862); una obra maestra de la filología científica canaria como "El Poema de Viana: estudio histórico-literario de un poema épico del siglo XVII" o el estudio "Manuel Verdugo y su obra poética".

Al abandonar el país, a María Rosa Alonso la embargaba "la hondura de un inmenso dolor", y también un sentimiento de gratitud hacia Venezuela "que la acompañará a lo largo de toda su vida", y cuyas evidencias irá desperdigando en referencias, alusiones y comentarios en escritos posteriores.

Apertura del curso 2017-2018 en el Instituto de Estudios Canarios

Este jueves tuvo lugar la inaguracióndel curso 2017-2018 del Instituto de Estudios Canarios (IECan). En la mesa, de izquierda a derecha, Roberto J. González Zalacain, secretario general del IECan, que leyó la memoria del ejercicio anterior; Francisco Javier Pérez, secretario general de la Asale y miembro del IECan; Francisco González Luis, director del IECan, y el vicedirector, Constantino Criado.