Fernando Clavijo participó ayer en un encuentro con dirigentes sociales, empresariales y sindicales, organizado conjuntamente por EL DÍA y la SER, en el que pidió a los empresarios que se apliquen en la creación de empleo y en la mejora de las condiciones laborales y salariales de sus empleados. No es la primera vez que Clavijo insiste en la necesidad de recuperar los salarios y acercarlos a los estándares previos a la crisis, como principal mecanismo para redistribuir la riqueza, fomentar el consumo y activar la economía.

Como gesto del ya conocido "buen rollito" de Clavijo, la petición no deja de ser eso, una propuesta bienintencionada, un nuevo brindis al sol, que no implica que los empresarios vayan a hacerle precisamente mucho caso. ¿Por qué habrían los empresarios de renunciar a parte de sus beneficios solo porque el presidente del Gobierno regional se lo pida? Clavijo recordó ayer todas las cosas que este Gobierno ha hecho por mejorar los beneficios de las empresas, por sanear la actividad económica y darle estabilidad. Desde gastar mejor, conseguir un crecimiento económico continuado superior a la media del país, lograr la calificación financiera más alta de todas las regiones, negociar la continuidad de los privilegios económicos y exenciones al beneficio contemplados en el REF, o poner en marcha programas para que los trabajadores de las Islas mejoren su preparación, y que su contratación resulte más rentable y atractiva. Citó el presidente el esfuerzo iniciado para lograr que los jóvenes canarios sean efectivamente bilingües en diez años, o el Proyecto Enlaza. Y también una política económica dirigida a activar la economía y facilitar que las empresas ganen dinero.

Pero dijo más cosas: dijo que las empresas tienen que demostrar su voluntad de subir los sueldos, de adaptarse a los tiempos de recuperación que corren. Y es cierto: no es de recibo que -después de una crisis pagada básicamente por los que menos tienen- cuando las empresas llevan ya unos cuantos años recuperando la grasa perdida durante la crisis por la caída del consumo, y acumulan beneficios extraordinarios, no se produzca ninguna redistribución de esa riqueza. Ni se crea empleo al ritmo necesario ni se devuelve a los trabajadores el poder adquisitivo perdido. Eso debe ocurrir vía renegociación de los convenios y mejora de salarios. Recurriendo a la técnica de la zanahoria antes que a la del palo, Clavijo garantizó ayer que los esfuerzos que realicen las empresas para mejorar los salarios serán apoyados con una firme política de incentivos desde el Gobierno.

¿Otra promesa, otro cuento chino? Puede. Pero la cuestión es que el Gobierno, ahora, puede hacer que se cumpla lo que promete: porque tiene, por primera vez, dinero para ello. El presupuesto del 2018 ha supuesto la incorporación de 900 millones más de euros que en 2017 y si se aprueban los presupuestos generales del Estado (y se produce la incorporación de los acuerdos negociados en la agenda canaria, incluyendo la posibilidad de dedicar parte del dinero no gastado en 2017 a 2018), Canarias dispondrá de alrededor de 1.500 millones de euros más que el año pasado. Suficiente para diseñar una política efectiva de incentivos a una contratación de más calidad. Con la zanahoria de ese dinero y el palo de una inspección más agresiva que evite el fraude laboral, el trabajo no declarado, el empleo irregular y las trampas a la seguridad social, quizá se consiga algo. No se trata de lograr milagros, se trata de empezar a cambiar poco a poco algunas cosas: los cambios laborales suelen provocar un efecto contagio.