Lo esencial es invisible a los ojos. Es mucho más difícil juzgar a uno mismo que a los demás. Es solo con el corazón que uno puede ver correctamente". Estas son algunas de las reflexiones que plantea el escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry en su universal novela corta "El principito". Este texto es la base del espectáculo familiar homónimo que presentará hoy, a partir de las 18:00 horas, la compañía mallorquina de danza Pasodos, en el teatro Guimerá de Santa Cruz, y repetirá mañana, lunes, para escolares de la ciudad.

Un combinado de danza clásica y contemporánea, ambientada en la música de "Los planetas" de Gustav Holst y la del compositor argentino Amores Tangos, y una espectacular escenografía son los pilares en los que se sustenta la propuesta de esta compañía que reúne en el escenario a once bailarines y a un niño, bajo la coreografía de Laura Macías y la dirección de Gavin De Paor.

La versión de "El principito" de Pasodos, que tiene una duración de unos sesenta minutos, sigue fielmente el contenido de la obra, llena de poesía y filosofía, aunque se toman algunas licencias para hacer más digerible el desarrollo de la misma, porque su autor ofrece una serie de profundas observaciones sobre la vida y el comportamiento humano como la vanidad, el egoísmo o la amistad, "personificadas" en la novela y que se representan en las escenas.

"Nos hemos basado fielmente en el libro, pero intentamos dar un poco nuestra propia visión centrándonos en la coreografía y en contarlo de una manera en la que los niños y los adultos puedan reconocer a los personajes, pero de una manera totalmente visual", explicó Laura Macías.

La historia real indica que Saint-Exupéry desapareció con su avión en el Mediterráneo durante la II Guerra Mundial y nunca se halló su cuerpo. Pasodos se toma la libertad en su montaje de establecer que el escritor sobrevivió y llegó a una isla, Mallorca. Ahora el autor es abuelo y cuenta la historia a su nieto. Es en el desierto africano donde aparece "El principito" por primera y donde cuenta sus aventuras por los diferentes planetas, en los que descubre la extrañeza con la que los adultos ven las cosas.

"La realidad es que el piloto se estrelló y nunca se encontró la avioneta. En nuestra propuesta, en vez de morir, él sobrevivió y llegó a contar su historia. El príncipe del espectáculo es él de abuelo que cuenta a su nieto lo que vivió en esa aventura en el desierto. Cuando empieza a contárselo es cuando nos metemos en lo que es El principito en el libro, pero la historia entra a través del ballet y el nieto se convierte en el alter ego del principito, del bailarín".

La coreografía de esta pieza se caracteriza por partir de una base clásica, pero es más contemporánea, muy expresiva y con movimientos muy rápidos. La escenografía es muy ambiciosa. Hay un avión que se estrella, pero al final de la obra sale volando, hay planetas, estrellas y proyecciones de distintas sombras.

"El gran reto para un ballet que no es abstracto sino narrativo es explicar siempre sin palabras toda una historia y se haga entender. Eso se consigue bastante con lo que ofrecemos a través del hilo conductor, que es El principito, y la musicalidad".

La compañía Pasodos, que ya ha actuado en Tenerife y en La Palma en otras ocasiones, estrenó este espectáculo hace más de un año y han realizado ya más de una veintena de representaciones del mismo.

"La esencia de El principito es mirar a través de los ojos de un niño, no crecer del todo. Es lo que he intentado reflejar con la coreografía y una vez metida en ella lo veo todo desde un punto de vista no tan adulto, no tan serio", matizó.

El sello que identifica a este colectivo de bailarines profesionales mallorquín, que nació en Dublín, y a sus montajes, tras trece años de existencia en los circuitos nacionales, es que "intentamos aficionar a la danza al público que no está acostumbrado a ir al teatro. Es nuestro deseo y lo hemos logrado poco a poco".

Para conseguirlo, aunque todo depende de lo que vayan a representar, siempre intentan sorprender al espectador a través de detalles escenográficos que no se esperan, pero lo principal siempre es la coreografía.