Ramón Aciego habla de lo concreto y de lo general, de los problemas que afectan a la enseñanza en las Islas, pero también del cambio de modelo que debemos emprender para transformar las aulas y de la manera de enfrentarnos a las dificultades. Este profesor universitario lleva un año al frente del Consejo Escolar de Canarias, pero muchos más vinculado con el progreso de la formación.

¿Cuáles son los grandes retos educativos hoy?

Si miramos a largo plazo, hay dos asuntos que hay que abordar. Por un lado, hay un reto que aparece en la Ley Canaria de Educación y es abandonar esa tradición muy española, y muy francesa también, en favor de un excesivo enciclopedismo. Se sigue pesando eso de tener una cabeza bien llena cuando lo importante es tener una cabeza bien amueblada. No siempre las cosas se solucionan con más y más información, sino con saber usar la información para resolver nuevos retos. En la vida no vamos a encontrar problemas que están en la enciclopedia, porque no se han resuelto antes. Claro que vale la información anterior, pero hay que adaptarse a los nuevos tiempos. De eso hablamos cuando hablamos de educación basada más en competencias.

¿Y qué se está haciendo en Canarias para favorecer esta transición?

Creo que en Canarias hay una conciencia de que ese cambio metodológico es fundamental -pasar del enciclopedismo a un planteamiento más centrado en la resolución de problemas y en la emprendeduría, pero que no se corresponde con la práctica. Nosotros, cada vez que tenemos que informar sobre un currículo, nos chocamos contra un muro. Hay una contradicción entre lo que se dice en el preámbulo y lo que se desarrolla luego.

¿Cómo ayuda la formación basada en competencias a mejorar en informes como PISA?

Una de las cosas interesantes de las pruebas PISA, con todas sus contradicciones, es que las preguntas no son de contenidos informativos, sino que son problemas para pensar. En ese sentido, no están mal. Si nosotros queremos mejorar la foto de PISA, con esa tradición enciclopedia no vamos a avanzar. Una profesora me contaba que a sus alumnos les da un metro, un catalogo de Ikea y un presupuesto, y les dice que decoren su habitación. No hay una solución única. Ahí trabajamos muchas cosas diferentes. Claro que nuestros alumnos tienen que saber en qué ha consistido la revolución industrial, pero igual no es necesario que se aprendan un listado interminable. Demos flexibilidad al profesorado para trabajar con esos currículos. La educación no puede ser un programa de televisión a ver quien tiene mas memoria. Estamos preparando a la gente para la vida y la vida es cambiante.

Para acometer cambios educativos también hace falta dinero. ¿Qué previsiones tiene la Consejería para cumplir con la ley canaria de educación?

La ley es clara: hay que destinar al menos el 5% del Producto Interior Bruto. Quedan algunos años, pero ya desde la Consejería se está diciendo que es difícil. Pero entiendo que a la Consejería le vendrá muy bien que este Consejo diga que necesitamos más dinero y recuerde las carencias que hay. Lo que deben tener claro, tanto el Gobierno como la sociedad canaria, es que el dinero que se vaya a invertir en educación no se va a malgastar; las necesidades están ahí y son evidentes.

Se han impulsado algunos planes que incorporaba la ley. ¿Cuál es la valoración del Consejo?

Ahora hay dos planes nuevos. El Impulsa y el Tránsito. El Impulsa es heredero del Infancia y su filosofía es clara y compartida por el CEC: la educación de primero y segundo de Primaria es fundamental, porque es cuando los niños consolidan las destrezas académicas básicas: lectura, escritura. En este periodo tienen que estar los mejores profesores. El Impulsa esta en 232 centros, el 40%. Muy bien, pero hay que llegar al 100%. Y el Tránsito es un programa de acompañamiento en el cambio del colegio al instituto muy demandado por las familias. También debería estar en todos los centros. ¿Cuando haya elecciones desaparecerán? Necesitamos una cultura de la evaluación para ver si funcionan o no los programas y tomar las decisiones en función de datos. Y tener en cuenta que la innovación necesita estabilidad para consolidar los avances. No hay nada mas nefasto en educación que navegar a bandazos.

¿Cómo está Canarias en cuanto a plantilla de profesorado, que ha arrastrado históricamente un déficit?

Lo mas significativo en Canarias y fuera, tanto en educación como en otros servicios, es que llevamos muchos años de crisis y la plantilla ha envejecido. En el caso de Canarias, el 52% es ya mayor de 50 años. Y tienen la posibilidad de prejubilarse a los 60 con 31 años de servicio. Eso quiere decir que en los próximos diez años se va a cambiar más de la mitad del profesorado. Hoy, en Canarias, los menores de 30 años no suponen ni el 2%. Tenemos que ver esta realidad como una oportunidad. Por eso tenemos que mimar la formación que están recibiendo los futuros maestros y profesores en la Universidad. Sí o sí va a haber convocatoria de plazas en Canarias. Ahora estos puestos los hemos estado cubriendo con interinidad, que ya está por encima del 25%, y eso no es coherente.

Genera inestabilidad personal y educativa.

Sí, y habría que ver qué se hace con ese profesorado, del que el sistema se esta beneficiando de forma hasta abusiva, año tras año. Alguna consideración habrá que tener con ellos.

También necesitaremos profesorado bilingüe para cubrir esos puestos.

El programa de bilingüismo tiene sentido, pero vamos a ver si existe un compromiso mantenido en los distintos gobiernos. Lleva tiempo. Y necesitas docentes bilingües, pero lo primero con lo que tienes que contar es con buenos docentes.