El presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, asistieron hoy en Pekín a la firma de acuerdos comerciales entre las dos potencias económicas por valor de 253.500 millones de dólares (218.000 millones de euros).

Los acuerdos alcanzados, calificados como "un milagro histórico" por la parte china, afectan entre otros a los sectores energético, automovilístico, tecnológico y aeronáutico.

Destaca entre ellos el alcanzado por tres compañías estatales chinas (China Petrochemical Group, China Investment Corporation y Bank of China) para la exploración y extracción de gas en Alaska, por valor de 43.000 millones de dólares (37.000 millones de euros).

Por otro lado, la firma estadounidense Boeing y China Aviation Supply Holding Company acordaron producir aeronaves por valor de 37.000 millones de dólares (32.000 millones de euros).

Además, Goldman Sachs y la compañía China Investment Corporation ratificaron un tratado de cooperación industrial que se materializará en un fondo de 5.000 millones de dólares (4.300 millones de euros), para invertir en la industria manufacturera estadounidense y en compañías de consumo y sector sanitario.

Ambos países firmaron asimismo un acuerdo de venta de chips por 4.000 millones de dólares (3.400 millones de euros) y otro para comprar soja estadounidense por parte de la compañía estatal china Cofco por valor de 1.600 millones de dólares (1.400 millones de euros).

En las negociaciones del sector de transportes destaca la operación cerrada entre Ford y Ford China, por 9.500 millones de dólares (8.200 millones de euros), así como el documento firmado por General Motors y Shanghái General Motors por valor de 2.200 millones de dólares (1.900 millones de euros).

"Estos son buenos ejemplos del gran potencial y de la naturaleza de beneficio mutuo de la cooperación entre China y Estados Unidos", destacó el presidente Xi al cierre del foro de negocios celebrado en Pekín.

Trump por su parte lamentó que las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos no hayan sido más estrechas en el pasado, aunque afirmó que "no culpa" de ello a China, sino a las administraciones de Washington anteriores a la suya.