Albert Bosch es un aventurero. Más que deportista es un superviviente. Cruzó en soledad la Antártida desde el mar hasta el Polo Sur, 1.200 kilómetros en 65 días en condiciones más extremas, escaló las montañas más altas de cada continente, finalizó diferentes ultramaratones de varios días de duración... ayer estuvo en la Isla para contar cómo fue su participación en el Rally Dakar con un coche eléctrico, el primer piloto que lo logra, y defender las ventajas de este tipo de vehículos en un territorio como La Palma.

Bosch defiende que "la concienciación medioambiental y la contaminación debería ser la motivación principal" para decantarse por un coche eléctrico, pero es consciente de que "la gente se mueve por temas prácticos. Un coche normal eléctrico, sin irte a grandes marcas, hace 200 kilómetros reales en un día sin cargar, lo que en una isla como La Palma tienes que esforzarte mucho para hacerlos y tener que recargar antes de regresar a casa. Su uso aquí sería perfecto".

Sabe que el principal hándicap de estos vehículos "es la autonomía. Todo lo demás son ventajas, desde el mantenimiento a la compra de energía, impuestos, menos avería, más o igual potencia...". En el Dakar lo experimentó llevado al extremo, por las exigencias de la prueba, y se sintió "en la página siguiente de la historia. Se ve uno como un pionero, lo que es duro y te critican mucho, aunque sabes que es la línea a seguir. En la competición los coches eléctricos avanzarán muy rápido, pero el Dakar será lo último porque es el reto mayor del mundo en resistencia y en autonomía".

Sobre su hazaña en la Antártida, Albert Bosch dijo que vivió "sensaciones indescriptibles. Primero se siente una conexión con la naturaleza brutal, se siente humildad porque ves que no eres nada y que la naturaleza manda. Fue un lujo, me sentí un afortunado de poder vivir estas experiencias en la vida".

Reconoce que "sentí miedo, pero en todos los retos se siente miedo. Cuando corro una maratón no siento miedo porque todo depende de mí. Estoy nervioso, pero si estoy entrenado lo normal es que lo haga bien. En la aventura hay muchas cosas que no dependen de uno mismo, como las grietas, congelaciones, avalanchas... el miedo puede llevarte a un bloqueo o a masificar tus capacidades. Te hace sentir vivo de verdad".

Este aventurero aclara que siempre "he hecho alpinismo" y que subir a las montañas más altas "fue otro reto". Eso sí, descubre que "lo importante es que cada montaña de esas está situada en lugares impresionantes del planeta que cuesta acceder y descubrir. No se trata de coleccionar montañas sino de experimentar la naturaleza".

Acostumbrado a ultramaratones, por ahora descarta correr la Transvulcania: "No hago muchas carreras de un día. Prefiero venir a La Palma y estar cuatro o cinco días explorando sus senderos".