La celeridad con que se tramitará esta semana en el Congreso el nuevo Cupo vasco --la aportación que el País Vasco hace al Estado por los servicios que éste presta en su territorio más una contribución a los gastos generales-- ha despertado los celos en las autonomías gobernadas por el PSOE, que sienten que están injustamente financiadas, como es el caso de la Comunidad Valenciana y Andalucía, que han visto cómo Euskadi ha renovado su régimen de financiación propio en unos meses de negociación mientras las comunidades del régimen general esperan una reforma desde 2014.

El malestar en estos territorios ha obligado al secretario general del partido, Pedro Sánchez, a intervenir para templar los ánimos y evitar que las críticas deriven en un cuestionamiento del régimen fiscal propio de Euskadi, donde los socialistas gobiernan en coalición con el PNV.

En los últimos días, los Gobiernos de Andalucía, Comunidad Valenciana y Asturias, a los que se ha sumado este miércoles Castilla-La Mancha, han alzado la voz para quejarse de que la negociación sobre el Cupo vasco no haya discurrido en paralelo a un nuevo modelo de financiación autonómica para el resto de comunidades adscritas al régimen común (todas excepto País Vasco y Navarra).

No se cuestiona el Cupo en sí, ni el apoyo del PSOE a su actualización, pero sí hay una queja generalizada sobre el hecho de que, mientras se ha resuelto el tema del Cupo, la revisión del modelo de financiación autonómica siga empantanada.

Ante las diferencias que los territorios mantienen siempre en esta materia -independientemente de que formen o no parte del mismo partido-- el líder socialista se desplazó esta semana al País Vasco, primero, y luego a la Comunidad Valenciana, para evitar que el incumplimiento del Gobierno de Mariano Rajoy respecto de su promesa de sacar adelante este año un nuevo modelo de financiación desembocara en un enfrentamiento entre territorios.

Así, tras una rápida visita a Bilbao, celebró el lunes por la tarde en Valencia una reunión conjunta de la Ejecutiva Federal y la del PSPV, de la que salió una resolución en la que se urge al Gobierno a cumplir su promesa y presentar antes de final de año su propuesta de financiación autonómica, al tiempo que se lamenta que esta propuesta no llegue antes de la aprobación del Cupo vasco.

NUEVO MODELO O CONDONACIÓN DE DEUDA EXIGE VALENCIA

Desde la Comunidad Valenciana, objetivamente una de las autonomías, junto con Baleares y Murcia, peor financiadas, el Gobierno de Ximo Puig critica que se haya "resuelto un problema donde no hay problema", en relación con el Cupo vasco, mientras no se avanza en el sistema de financiación autonómica, en palabras del portavoz del Grupo Socialista en las Cortes valencianas, Manuel Mata.

El Ejecutivo de Puig, que gobierna en coalición con Compromís, que votará este jueves en contra del Cupo vasco, propone al Gobierno que, si no va a ser capaz de acordar un nuevo modelo, al menos le condone la deuda derivada de la infrafinanciación, que cifra en 20.000 millones, lo que daría "oxígeno" a la administración valenciana.

La Comunidad Valenciana recibe un trato financiero similar al de Baleares, territorio gobernado por la socialista Francina Armengol. La presidenta balear ha guardado en cambio silencio respecto de la polémica de estos días.

En los últimos meses, su gobierno trabaja de manera bilateral con el Ejecutivo de Rajoy en un régimen especial fiscal para las islas, similar al que tiene ya Canarias y que Hacienda se ha comprometido a remitir al Congreso en breve. El objetivo es compensar la peculiaridad insular de esta comunidad autónoma y que tenga "reflejo presupuestario" al menos desde 2019.

ANDALUCÍA PIERDE CADA AÑO 850 MILLONES

La Junta de Andalucía que preside Susana Díaz, enfrentada a Pedro Sánchez, advierte de que se le está agotando la paciencia porque cada año que se pospone la revisión del sistema de financiación y considera que pierde 850 millones de euros anuales.

Desde este territorio se urge al Gobierno de Rajoy a darse "la misma prisa" en presentar una nueva propuesta de financiación que la que se ha dado para renovar el Cupo vasco y, en privado, se lamentan de que Sánchez no haya aprovechado la negociación del Cupo y de los Presupuestos Generales del Estado para presionar al Ejecutivo y lograr un nuevo modelo de financiación beneficioso para las CCAA socialistas.

El portavoz parlamentario del PSOE andaluz, Mario Jiménez, ha sido meridianamente claro cuando ha reconocido que en esta materia "el PSOE en España lleva su estrategia", pero las comunidades autónomas tienen "un papel que Andalucía no va a obviar y el Gobierno andaluz no va a eludir", y es que "la financiación autonómica le corresponde al Gobierno de España negociar y cerrar con las comunidades autónomas". "Las posiciones de los partidos son muy respetables, pero la posición de Andalucía la va a hacer valer el Gobierno andaluz",ha incidido.

En realidad, la posición de la dirección de Pedro Sánchez no dista tanto de la expresada por Jiménez, pues considera que son las autonomías las que tienen que ponerse de acuerdo entre sí y negociar con el Gobierno. En cualquier caso, unos y otros reconocen que la pelota está en el tejado de Rajoy, que es a quien compete presentar una propuesta y, sobre ésta, las autonomías socialistas buscarán un acuerdo.

ASTURIAS Y CASTILLA-LA MANCHA

Menos afectadas directamente, Asturias y Castilla-La Mancha se han solidarizado con sus gobiernos hermanos. "Convendría que en lugar de aprobar ahora la ley de cupo para cinco años se apruebe dentro de unos meses cuando se esté negociando también el sistema de financiación autonómico que también sería para otros cinco años y de esa manera veríamos la fórmula, de que desde el Cupo se transfirieran, porque es obligado hacerlo, porque Euskadi está muy sobrefinanciada, recursos a las CCAA del sistema de financiación de servicios públicos esenciales", opinó este martes el presidente de Asturias, Javier Fernández.

Un miembro destacado de la dirección del PSOE ha reconocido a Europa Press que hace tiempo desde algún territorio se hizo llegar a la Ejecutiva Federal la sugerencia de que se retrasara la aprobación del Cupo vasco para hacerlo coincidir con el nuevo modelo de financiación autonómica que debería abrirse este 2017.

Pero una vez que el acuerdo sobre el Cupo (negociado entre los Gobiernos español y vasco) llegó al Congreso, el PSOE no podía hacer otra cosa que apoyarlo. "Estar en contra del Cupo en Euskadi es como recoger firmas contra el Estatut en Cataluña", explica un dirigente socialista. A la dirección de Pedro Sánchez ni se le pasó por la cabeza amagar con no apoyar el Cupo para intentar presionar así a Rajoy a abrir la negociación sobre la financiación autonómica, ya que eso equivaldría a abrir un frente innecesario en Euskadi.

Desde la Ejecutiva Federal argumentan asimismo que en el reciente Consejo Político Territorial -que reúne a los presidentes autonómicos socialistas y a los secretarios generales de las distintas federaciones-- celebrado el pasado 11 de noviembre en Alcalá de Henares (Madrid) nadie planteó críticas ni cuestionó las actuaciones de la dirección en esta materia.

El último territorio en mostrar su desacuerdo con la aprobación del Cupo vasco sin que se haya desbloqueado el resto de la financiación autonómica ha sido Castilla-La Mancha. "Llevamos mucho tiempo esperando las negociaciones del sistema de financiación autonómica. Que se esté trabajando en la financiación de una sola Comunidad Autónoma con sus particularidades no parece que sea lo deseable", ha afirmado el consejero de Hacienda, Juan Alfonso Ruiz Molina.