Hasta el próximo 17 de diciembre permanecerá abierta en la Casa de los Capitanes de La Laguna la exposición "La casa indiana. Platería doméstica y artes decorativas en La Laguna", en horario de lunes a viernes, de 10:00 a 13:00 y 17:00 a 20:00, y los sábados, de 10:00 a 14:00 horas.

Hasta el viernes, a las siete de la tarde, la muestra había recibido la visita de 14.866 personas

El objetivo de esta exposición no es otro que el de ilustrar y estrechar los vínculos históricos, humanos y culturales de Canarias con América, uno de nuestros principales rasgos de identidad.

En esta ocasión lo hace a través de uno de los capítulos más desconocidos y a la vez más interesantes de esas relaciones culturales, un patrimonio poco visible y estudiado, a pesar de su riqueza histórica, material y artística.

Se trata de ese brillante legado de nuestra identidad cultural que representan todos aquellos bienes y objetos vinculados al arte de la platería, y a las artes decorativas en general, importadas del Nuevo Mundo como consecuencia de la emigración y los intercambios comerciales, que fueron creados y concebidos para amueblar y ornamentar los interiores domésticos.

Al margen de su carácter íntimo y doméstico, las residencias de nobles y terratenientes, de exportadores y cargadores, navieros y navegantes, así como mercaderes de toda clase, enriquecidos por el trasiego comercial con los territorios del Nuevo Mundo, se convirtieron en auténticos escaparates de su fortuna. Por esta razón, la plata labrada llenaba con su fulgor salas de representación y comedores, cámaras y aposentos, cubriendo de esplendor gabinetes, estrados, mesas y aparadores.

Estas intensas relaciones comerciales y migratorias encauzaron hacia el Archipiélago una verdadera avalancha de productos novohispanos, antillanos, guatemaltecos, caraqueños o andinos. traídos por los indianos a su vuelta al terruño o en los navíos de retorno.

Aunque representativa en su conjunto de todo el archipiélago, la selección de esta muestra la integran unas 130 piezas, se ha centrado en el ámbito de la ciudad de La Laguna y de la isla de Tenerife.

De esta forma, aproximadamente la mitad de las obras expuestas pertenecen a iglesias, parroquias, monasterios, hermandades y colecciones particulares de La Laguna, buena parte de ellas aportadas por la Casa Museo Cayetano Gómez Felipe, mientras que las restantes proceden de otras localidades de Tenerife, en especial de la Villa de La Orotava y de la Villa y Puerto de Garachico.

Por su excepcional valor, es posible destacar dos piezas: la espléndida concha de la Casa de Nava de La Laguna, labrada en Nueva España hacia 1700, obra única en su género por su original diseño y considerables dimensiones, así como la batea que perteneció a la casa del marqués de Villafuerte, una de las más antiguas, escasas y valiosas creaciones que han sobrevivido de lacas mexicanas de Michoacán, decorada con escenas de navegaciones y descubrimientos de paraísos ignotos y mares desconocidos. Como reflejan la documentación y las obras conservadas, la llegada de este tipo de piezas fue un fenómeno masivo.

Platería doméstica

Es el más extenso capítulo de la exposición y está dedicado a la platería civil y doméstica representada, principalmente, por obras de vajilla y del servicio de mesa, así como de iluminación y de aseo: platos y platones,

Joyas y alhajas

Guardarropas, ajuares y joyeros personales constituyen otra brillante y poco conocida manifestación de las relaciones que existieron entre Canarias y el Nuevo Mundo. Tras el descubrimiento de América llegaron en abundancia grandes esmeraldas y perlas como nunca antes se habían visto.

Mobiliario y ajuar colonial

La relación constante con América propició la recepción no solo de esculturas, pinturas y obras de platería, sino de objetos utilitarios, suntuarios y decorativo. Entre las artes decorativas más originales se halla la laca mexicana. Típicos del Caribe son los trabajos con embutidos de nácar sobre concha de tortuga de carey.

Imaginería devocional

Desde el siglo XVI está documentada la llegada constante de imágenes de Indias o específicamente de Campeche, directamente recibidas de América como objetos de comercio, pero sobre todo adquiridas por mercaderes, emigrantes retornados o navegantes tanto para adorno de sus casas como para el ejercicio de la devoción en la intimidad del hogar, con preferencia por iconografías como la Crucifixión, la Soledad de la Virgen, la Inmaculada Concepción o San José con el Niño.

Mercancías del galeón

Un último capítulo lo representa la gran diversidad de productos que llegaron de Asia, vía México, con el galeón de Manila, nao de la China o nao de Acapulco. La carrera de Indias no concluía en los puertos del Caribe y, como un cordón umbilical, unía las Filipinas con Nueva España, que recibió toda clase de géneros exóticos del Oriente: obras de filigrana; mantones de Manila; sedas de la China; tapetes y sobrecamas bordadas, tibores, juegos de café y té; marfiles; pinturas sobre papel de arroz, abanicos, biombos o muebles lacados.