La Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) ratificó la condena a trece años de cárcel a Alin C., de los cuales doce se imponen por acuchillar a su entonces pareja con unas tijeras y el otro, por las amenazas de las que esta fue objeto un día antes.

El fallo judicial, que ya es firme, corrobora el emitido por la Audiencia Provincial, en el que se le consideraba culpable de un delito de asesinato en grado de tentativa, con el agravante de parentesco. Además, al procesado se le retira la patria potestad durante el tiempo de la condena, no podrá tener ni portar armas a lo largo de tres años, deberá permanecer alejado de la víctima otros 22 e indemnizarla con 7.000 euros por los daños físicos y morales causados.

El condenado y su expareja, ambos de nacionalidad rumana, son padres de dos hijos que en el momento de los hechos tenían 9 y un año. En las semanas anteriores, el procesado comenzó a demostrar una actitud de control hacia la mujer al manifestarle de forma continua sospechas por celos.

El 11 de agosto del pasado año, en el domicilio situado en San Isidro, dentro del municipio de Granadilla de Abona, a las 22 horas amenazó a su expareja con un cuchillo, mientras le decía que la iba a matar por serle infiel.

Un día después, cuando la víctima llegó de trabajar y dormía la siesta junto con su hijo de un año, el marido, provisto de unas tijeras, se abalanzó sobre ella, la agarró del pelo, la arrastró hacia el suelo y se las clavó de forma reiterada en el cuello y cabeza. Segundos antes, la mujer se había despertado porque su hijo de nueve años le empezó a gritar: "¡Mamá, papá tiene unas tijeras y va a matarte!" Ella logró arrebatarle el arma al procesado y arrojarla por la ventana, mientras pedía a su hijo que fuera a buscar ayuda, momento en el que el agresor fue a la cocina y se hizo con un cuchillo con las mismas intenciones.

La víctima comenzó a pedir ayuda por la ventana y de esta manera fue vista por dos vecinos, que entraron en la casa, tras darle una patada a la puerta, con un bate de béisbol y un martillo. Ambos observaron cómo el condenado estaba con el bebé de un año en un brazo y con el otro daba varias cuchilladas más a la mujer hasta romper el arma. Entonces logró ser retenido por los dos hombres en la calle, dado que había saltado por la ventana.

Finalmente, llegó la policía local, que había sido alertada por una vecina que regentaba una peluquería cercana y cuyos efectivos procedieron a detenerlo. Como consecuencia de la agresión, la mujer sufrió traumatismos craneales, faciales, torácico, múltiples cortes en la cabeza y el cuello con hematomas y excoriaciones, heridas en los brazos, codo, rodilla, tórax, cuello y cadera. La agresión supuso un grave riesgo de muerte y fueron necesarios quince días para proceder a su curación, de los que siete tuvo que estar hospitalizada. Desde el 12 de agosto del pasado año el acusado permanece en prisión. Ante el TSJC, los abogados de la defensa plantearon la inexistencia de una tentativa de asesinato y los atenuantes de arrebato u obcecación e intoxicación de bebidas alcohólicas o drogas. Tales argumentos son rechazados en su totalidad; en primer lugar porque quedó acreditada la intención de asesinar; en segundo, al descartarse que padeciera algún tipo de alteración psíquica, y, en tercero, dado que solo se pudo demostrar que había tomado "unas copas" antes de lo ocurrido.