El Defensor del Profesor del sindicato educativo ANPE, en su duodécimo informe, reveló que durante el curso escolar 2016-2017 se contabilizaron trescientos casos de acoso y violencia contra los profesores y maestros españoles, lo que supone un 15 % más de casos con respecto al curso anterior. En cuanto a las Islas, este incremento llegó al 12 %.

El sindicato ANPE tiene organizado un servicio de atención a los profesores que se sienten maltratados y no saben dónde acudir. Servicio este que es gratuito, anónimo y ofrece asesoramiento psicológico. También asesoran jurídicamente a los docentes y median por ellos ante la Administración.

Veamos. La tensión en las aulas no es nada nuevo. Lo que no se detectaba con tanta frecuencia, como ahora, es el maltrato del alumno al profesor. En la última década el profesorado, especialmente el de la ESO, percibe con mayor intensidad conductas de falta de respeto que pueden llegar al maltrato emocional que ejerce el alumno hacia el profesor.

Conductas tales como: intertrumpir en medio de la clase, ignorar al maestro, impedirle explicar la lección, contestarle mal, ridiculizarle o intimidarle, etc., son algunas actitudes que generan frustración y, en algunos casos, degeneran en depresiones o crisis de ansiedad. Muchos profesores tienen miedo a las posibles reacciones o represalias de los alumnos y sienten vergüenza ante sus compañeros porque pueden interpretar su problema como un fracaso profesional.

Aunque también se producen amenazas y agresiones, estas suelen ser excepcionales. Algunos alumnos suelen insultar a los profesores en la clase llamándoles de todo. Los docentes se tienen que enfrentar con los padres que también les amenazan. La indefensión es tal debido a que tienen muy pocos recursos para castigar o corregir. Si tras una falta de respeto de un alumno los otros compañeros perciben que no se ha castigado a su autor, se considera un triunfo para él, se envalentona y volverá a repetir su "hazaña". Y es que el sistema de corrección que se puede aplicar es muy burocrático, ya que puede pasar un mes hasta que llega la expulsión -si procede-. Lo menos aconsejable que puede hacérsele a un alumno rebelde o irrespetuoso es expulsarle del centro una semana. Lo pasará en la calle y volverá peor.

Tras sufrir un maltrato o falta de respeto, algunos docentes se sienten impotentes, necesitan que se les diga que ellos no son los culpables y que deben demostrar que no tienen miedo, porque si sus alumnos les notan débiles, se cebarán más con ellos.

Estos casos de abusos, maltratos, etc., hacia los profesores no son exclusivos de los centros públicos, también los sufren los docentes de los colegios privados. En algunos casos, además, se sienten desprotegidos porque la dirección del centro prefiere no enfrentarse a las familias y correr un tupido velo.

¿Qué les está ocurrioendo a los chicos/as para que se estén convirtiendo en pequeños tiranos y maltratadores de sus profesores? El niño acosador ha llegado a esta situación por dos posibles motivos: uno, porque tienen modelos adultos que usan la violencia con quienes tratan de dominarles de forma autoritaria para someterles. En segundo lugar, los adultos, cada vez más, tienen dificultades para poner límites, hasta tal punto que los niños han aprendido a someterles. Y eso es debido a que algunos padres han reforzado a esos pequeños tiranos consintiéndoles mala educación. El niño aprende a dominar porque le permiten dominar.

Como conclusión diré que, según me consta, algunos docentes, ante tantas humillaciones, ante tanto menosprecio, se preguntan: "¿Merece la pena haber hecho una carrera, superado una oposición, haberme matado a estudiar, para acabar atrapado en este infierno, sufriendo y sin poder hacer bien mi trabajo?".