Iván López Casanova (La Orotava, 1959) presenta hoy, a las 20:00 horas, en el Casino de Tenerife, su tercer libro, "Pensadoras para el siglo XXI". Cirujano de profesión, desembarcó en la literatura a raíz de unas charlas que daba a sus amigos. Uno de los participantes, Juan Pedro Rivero, director del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (Istic), le animó a plasmarlas por escrito. Así nació "Pensadoras para el siglo XX". Luego vino "El sillón de pensar", una recopilación de los artículos con los que colabora en EL DÍA desde hace unos cuatro años. Ahora, su tercera obra, es una invitación a amar, comprender y transformar el tiempo presente.

¿Qué se considera: médico, escritor, filósofo...?

Soy cirujano; escribir es una afición, ya he sacado tres libros.

¿Cómo comenzó a escribir?

Al hacer un máster en bioética vi la importancia que tuvo en mí la cultura, y me propuse difundirla.

¿Qué cura más: cirugía o cultura?

Los médicos son muy humanistas, y en España tenemos una gran tradición. Cuando hice el máster de bioética completé mi formación médica porque quizás en las facultades de Medicina tienen un déficit, que ahora ya lo están completando. Cuando yo estudié no me hablaron nada de temas humanistas en la propia facultad, y cuando acabé el máster decidí reunir a mis amigos y hablarles de temas de pensamiento, cultura...

¿Cultura o filosofía?

La filosofía es la columna vertebral de la cultura. Si no sabes un poco de filosofía, quizás no entiendas el mundo en el que vives, tal vez vivas un poco desconcertado y el desconcierto lleva a la pasividad. Veo mucha gente buena, pero pasiva, y quizás eso fue lo que me motivó a escribir.

¿La medicina está reñida con la fe?

En absoluto. La primera autora que toco en este libro es Cicely Saunders, una colega a la que admiro y que murió en 2005. Gracias a ella existen los cuidados paliativos en todo el mundo, no de unos jefes de servicio que se ponen a buscar y descubren que los desahuciados necesitan una especialidad. Es una pensadora que yo propongo para el siglo XXI y ve algo que no había visto nadie: cómo una persona desahuciada necesita que toda la ciencia se ponga a su servicio para tratarla médicamente, psicológicamente, familiarmente y espiritualmente.

¿Qué destaca de Cicely Saunders?

Era anglicana, tuvo una conversión religiosa. Era enfermera y estudió la carrera entre los 34 y 40 años, acabó medicina y buscó fondos para hacer un hospital solo para desahuciados. Fue tan impresionante la obra que hizo que todos comenzaron a imitarla.

¿Piensa que los médicos prestan sus manos a Dios?

No, hay que juntar la tierra con el cielo; es preciso tener una formación técnica adecuada.

¿Por qué el interés de Cicely Saunders por los desahuciados?

No fue por la técnica, sino que se enamoró de un desahuciado y vio un universo de necesidades que le llevó a estudiar Medicina y hacer toda una especialidad con esos rasgos de espiritualidad, psicología, implicar a la familia...

Inmersos en el siglo XXI y la tecnología, su obra invita a redescubrir a las cinco pensadoras que ha elegido: Cicely Saunders, Dorothy Day, Etty Hillesum, Teresa de Calcuta y Ana Blandiana.

Ese es el núcleo de mi libro: traer a cinco mujeres que han hecho una obra ejemplar para sacar a la gente de una idea, que quizás sea mayoritaria: hay muchos que viven en el consumismo, el materialismo, en una vida muy pobre.

¿Por qué esa selección?

Las cinco mujeres conectan en su modo espiritual de mirar el mundo y en que han hecho una obra muy admirable.

¿Está de moda pensar?

Sí, cada vez es más necesario. A medida que la televisión es más zafia y tiene un discurso más plano, el ser humano tiene la necesidad y el espíritu de elevar el alma, de buscar la verdad, el bien y la belleza.

Utiliza verbos como amar.

Si no se ama el mundo en el que se vive, no se hace nada. La idea de mi libro es mostrar la vida de unas mujeres que te va a hacer amar el tiempo presente. Y una vez que lo ames, te voy a meter dos capítulos de filosofía para que lo comprendas. Y una vez que lo ames y lo comprendas, tal vez te decidas conmigo a mejorar el mundo y transformarlo.

¿Este libro es una invitación a vivir cada uno una kénosis?

Sí, deseo sacar un poco a la gente del mundo en el que vive aturdida por tanto materialismo, consumismo y decepción. Quiero sacar a la gente de ese escepticismo.

¿Es una inyección de moralina?

El libro no quiere ser moralizante, porque la moralina a todos nos espanta después de un siglo. A mí las ideologías y los ismos me tiran para detrás.

¿Es una apuesta por los valores?

El libro es más una reflexión que invite a las personas a buscar su verdad, humilde, pequeñita, y la donación. Si en tu vida personal no tienes una búsqueda de la verdad y un poco de generosidad para donarte, acabas en el escepticismo y en solecismo. Estas pensadoras te llevan a buscar una libertad interior, otro modo de entender el mundo.

¿A quién va dirigido el libro?

No es para la gente que sabe filosofía, sino para quien tiene un mínimo nivel cultural y le gustaría comprender un poquito la cultura, porque todavía no tiene herramientas para entenderla.

¿Qué objetivo desea para el lector cuando acabe su obra?

Que se sienta motivado a comprender el mundo. Para luchar contra el materialismo solo cabe más espiritualidad para que no te tire tanto lo externo y vayas un poco a la búsqueda interior, desde la verdad y la donación.

¿Cuál es el ideal actual?

No lo tiene; el ideal romántico de ser único está caducado.

¿Cuál es su ideal?

Ser ejemplar, buscar la verdad personal, ser generoso y llegar a una donación donde importen los demás. Eso transforma tu vida y hace bien a los demás. Me gusta reflexionar desde la biografía.