Que estaba yo fuera del cuartel y no me enteré de que habían llamado a la "acorazada mediática" chicharrera para lanzar una ofensiva contra Antonio Morales, así que llego tarde para incorporarme a filas. Aunque a decir verdad me alegra el retraso, porque lo dicho por Morales hasta ahora -que se invierte más dinero en Tenerife- es ciertamente cierto.

Los del PP le dicen que es un insularista y que se afilie a Coalición Canaria, pero es que le tienen ganas. Morales comparó a Rajoy con Hitler porque le gustan las citas nazis. Son su debilidad. En realidad, el presidente del Cabildo de Gran Canaria es un regionalista convencido de que el mejor regionalismo es el que empieza por uno mismo. Y así está como el rayo que no cesa: que si en su isla vierten menos mierda al mar que en Tenerife; que si tienen más paro; que si aportan más al IGIC; que si reciben menos inversiones... Más por aquí, menos por allá... Todo el rato con una cinta métrica pegando a medir para ver quién tiene los problemas más grandes.

Como Tenerife tiene cincuenta mil habitantes más que Gran Canaria -un desequilibrio poblacional amenazador-, no sería de extrañar que el Cabildo grancanario, además de cepillarse el exceso de cabras asilvestradas, pida al pueblo soberano que se ponga a follar como conejos por mor de aumentar la natalidad. Las cabras no cuentan para el reparto de la pasta y, con más población bípeda, los malvados chicharreros van a pedir más presupuesto, más escaños y más de todo. Y no es plan.

Todo esto no es nuevo. Tenerife y Gran Canaria siempre han estado así. Culo veo, culo quiero. Desde 1927 para acá todo es lo mismo. Lo que pasa es que hace casi tres décadas los insularistas de aquí se subieron al Gobierno de Canarias y aún no se han bajado. Y eso jode mucho. Es normal que Morales esté envenenado con el tema de que la "ATI profunda" siga mangoneando el presupuesto mientras Nueva Gran Canaria, encerrada en la reserva amarilla, no rasca bola.

En realidad, habría que mirarlo en perspectiva. De los ocho mil millones del presupuesto, siete mil se gastan entre las dos grandes islas. Sólo en nóminas y gastos corrientes se van cuatro mil millones. Y Las Palmas tiene seis mil y pico empleados públicos más que Tenerife, para suerte del Corte Inglés de Mesa y López. Pero da igual. Morales ha pegado a dar gritos y los presupuestos se van a corregir, porque hay mucha cagalitrosis regional. Una victoria, pues, para Morales. Pero con tanto patriotismo amarillo le está desgorrifando el proyecto regional a su jefe, Román Rodríguez. Porque una cosa es ser canario con pico de oro de jaula grande y otra que te tomen por tabobo de isla pequeña. De esas pobres que no cantan ni cuentan. Siempre les dan más alpiste a los pájaros que más trinan.