Considerando el "odio" como "aversión hacia alguna cosa o persona cuyo mal se desea", creo que es la manifestación constatada de lo que nos viene ocurriendo, de un tiempo a esta parte, por la actuación de algunos "personajes" públicos que en España son. Tanto más desde que parte de esos "personajes" lo han ido destilando en sus alambiques independentistas para ofrecerlo con toda "pureza" a sus huestes como pócima para su aplicación.

Tal proceso tuvo a bien iniciarlo don Jordi Pujol, de forma lenta pero continua, como presidente de la Generalitat (cuando lo de Banca Catalana y, después, otros menesteres crematísticos que todavía pululan por la judicatura), con la aquiescencia latente de los sucesivos gobiernos centrales. Y así hemos llegado al producto concentrado "odio" que, bajo la dirección de don Artur Mas (el del 3%), primero, y don Carles Puigdemont (a quien el cerebro se le descompuso con su acceso a la alta potestad en que la CUP le puso), después, se ha distribuido a todos los "catalonios" que en Cataluña son.

Siendo aquello una gran acumulación de odio a España y a lo español, no podemos dejar fuera de esa espiral, que no acierto a atisbar a dónde puede llegar, a don Pablo (antes, además, Manuel) Iglesias, líder que se dice de Podemos. Lleva el odio en la cara, en la mirada. No sé yo si eso se aprende, se cultiva, y se transmite a los educandos en la Universidad de la que, parece ser, es profesor. A lo peor sí. No de otra forma se puede entender los follones asamblearios montados por él y sus secuaces a personalidades que pretendían, por invitación del claustro, impartir alguna conferencia. Todos tenemos la imagen de lo ocurrido a doña Rosa Díez y a don Felipe González.

Y como éramos pocos, parió la abuela. Tras el golpe perpetrado al Estado por aquellos "catalonios" citados y en compañía de otros, lo que ha dado lugar al enjuiciamiento de casi todos ellos, aparece ahora, en campaña electoral catalana, el secretario general del Partido de los Socialistas Catalanes (PSC), señor Iceta, proponiendo el indulto para todos aquellos que se pasaron la ley, la Constitución, su propio Estatuto, y la democracia por el arco del triunfo. El PSC, franquicia del PSOE, con estos pelos. Y todos ellos, con sus actitudes, con sus palabras, con sus gestos, con sus manifestaciones, vilipendiando a la izquierda que dicen ser, al socialismo que dicen pertenecer y a la democracia que dicen practicar. Vergüenza, si la tuvieran.