Llano del Camello es hoy una urbanización originariamente vendida sobre plano en los últimos años del siglo pasado. Su emplazamiento, en el primer tramo de la carretera que enlaza Las Chafiras con el casco de San Miguel de Abona desde la autopista del Sur, lo convierte en un espacio privilegiado para residir. Su desarrollo meteórico lo demuestra. Pero esta localidad hoy vive "enferma" y "contagiada" de los males del polígono industrial y comercial.

"Llano del Camello: la crónica de una desidia" son las palabras que emplea el exalcalde y actual portavoz del CCN, Valentín González, tras recorrer el lugar, inspeccionar y escuchar a los vecinos. La conclusión es que es un territorio donde predomina "la escasa atención y el nulo mantenimiento de las instalaciones y equipamientos; son muchas las calles, los parques infantiles, la señalización viaria, el vallado de solares públicos y privados, las marquesinas, las instalaciones eléctricas, los contenedores y el saneamiento que muestran un deplorable estado de mantenimiento y conservación". Por ello "se pone en riesgo la salud y la seguridad de las personas".

El gobierno municipal, formado por CC y PSOE, ha evidenciado una cierta atención singular a este enclave, "sin dejar de lado a ninguna otra parte del territorio de San Miguel", pero los vecinos le transmiten a Valentín González quejas por promesas incumplidas, como "establecer medidas para corregir la excesiva velocidad de los vehículos que circulan por la zona residencial, el incumplimiento en la aplicación de la ordenanza de tenencia

de animales, siendo este un asunto muy grave al dejar casi inoperativas las zonas ajardinadas y los espacios infantiles, por razones obvias de seguridad e higiene," Y el listado sigue: "el mobiliario urbano (papeleras, farolas?) está deteriorado e inutilizable".

Un recorrido por las vías y equipamientos municipales "puede ser muy desalentador: vallado de solares en precario y con riesgo de caída, muros y marquesinas pintados, alcorques sin árboles, señales de tráfico tiradas en el suelo, basura en los márgenes de las vías, aceras con hormigón, parques y plazas sucias, papeleras rotas y oxidadas, instalaciones eléctricas y telefónicas al aire libre...".

La proliferación de actos vandálicos, que afectan al estado del mobiliario urbano y a otros equipamientos municipales, es otra de las quejas.

Valentín González recuerda que Llano del Camello ocupa una superficie de casi un millón de metros cuadrados divididos en una zona residencial con más de 4.000 habitantes y una industrial y comercial. El portavoz del CCN enfatiza que "todo esto lo saben en el gobierno municipal porque los vecinos se lo han dicho. Ahora solo falta que trabajen".