Miles de personas cargadas de ilusiones, adultos, jóvenes y niños, recibieron en la tarde del domingo en Pamplona a Olentzero, al que han acompañado en su recorrido por la ciudad y en el homenaje que le ha tributado el ayuntamiento. Es su particular Papá Noel.

Como sucede desde 2015, con la llegada del gobierno local integrado por EH Bildu, Geroa Bai, Aranzadi e I-E, el viejo carbonero sido recibido por el alcalde en la plaza consistorial.

Allí Joseba Asiron, acompañado de concejales y de la banda de música municipal La Pamplonesa, impuso a Olentzero un gran pañuelo de cuadros azul y blanco, típico de su atuendo, con el escudo de la cuidad en reconocimiento y recuerdo.

El personaje tiene un origen mitológico y representa a un carbonero

El acto tuvo lugar cuando el desfile había hecho ya la mitad de su recorrido después de comenzar poco después de las 18:00 horas en la Escuela de Artes y Oficios, donde se encontraba la presidenta de Navarra, Uxue Barkos.

Olentzero partió entonces acompañado por un cortejo formado entre otros por los "joaldunak" de Zubieta, "txistularis", grupos de danzas y "fanfarres" de Oberena y Muthiko Alaiak, trikitixas de Leitza, gaiteros Haizaldi, el coro Egunsenti y 235 animales de Kristina Saralegi, también de Leitza.

En la comitiva tuvieron como todos los años un especial protagonismo los ciudadanos que, ataviados con trajes regionales, bailaron y cantaron pasacalles junto al carbonero.

De esta manera, con algunos puntos atestados de personas porque el séquito de Olentzero coincidía con grupos que tomaban unas copas navideñas, Pamplona revivió una tradición con un personaje mitológico al que se atribuye origen navarro y que bajaba del monte para anunciar el solsticio de invierno, convertido por el cristianismo con el paso del tiempo.